Era tan delicada que cualquiera podía romperla con un golpe leve. Ella no soportaba ni una sola mirada de odio porque se rompía por dentro; por fuera sentía resquebrajarse. Todos le decían que parecía de porcelana muy fina; ella sabía que estaban en lo cierto, pero no sé lamentaba; no tenía porque lamentarse, pues hasta el hierro termina por oxidarse. Un día un hombre ordinario le dijo:
-Es qué no te da pena ser tan delicada.
Ella lo miró con desprecio y luego le respondió:
-Prefiero ser fácil de romper, me gusta ser dúctil pues así puedo cambiar mi forma de ser cuando quiera.
El hombre se rio a carcajadas. Luego de reírse le dijo:
-Que miedo, mira como estoy temblando.
Aquel hombre insensato convulsionó delante de ella, pero en broma. Luego le dijo:
-Mi me hagas dar risa.
Ella en seguida le respondió:
-Hago de cuenta que para mí no existes.
El hombre ordinario le respondió con ironía:
-Que miedo, mira como estoy temblando.
-Ella le volvió a responder:
-Te dije que era dúctil y no me creíste.
Enseguida sacó una pistola de la cartera y le disparó seis balas en la cabeza. Mujer que no se conoce, se deja quieta.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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