Un mensaje del pasado: Estoy en el presente, pero se me ha otorgado la habilidad de migrar temporalmente de forma intermitente a placer a distintos paraderos en la autopista del tiempo (al destino solo se llega volando). Me convierto en un servidor de mí mismo, abrazo estás líneas con todo el amor de quien prepara un almácigo. Se podrían dilucidar todas estas desentrañezas de manera tan simple, pero existe la necesidad innata de enredarse, como tejiendo una hamaca sobre la cual descansar. Logrando que se nos plasmen como tatuajes o haciéndonos consientes de nuestras cicatrices, con la sutileza de un arqueólogo quitar la legaña del ojo. Pasé de dedicarme palabras, pensamientos sin más; ahora me dedico semillas, ideas, lecciones, quehaceres diarios, pendientes terminados. En algún momento descansaremos sobre esa hamaca? Nuestro deseo constante, nuestra insatisfacción crónica.
Nuestra desidia, nuestra procrastinación.
Termino medio por favor.
Me acerco a la bodega y pido un poco de motivación. Resulta que también es ilegal y difícil de cultivar, un poco susceptible a plagas, pero algunas cepas son más resistentes que otras, yo apuesto por las que se adaptan mejor a mi clima, decoro mi jardín. El momento, vivir lo que te toque aprender. Jamás aparentar, ser. Y sí, quizá el domingo está hecho para limpiar el desfogue de la conciencia, casi como ir al baño. Asomándome a la ventana llena de sol.