TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / Visionarie / Entrevista con Asu Med

[C:608413]

Me despedí de ella, con cierto pavor. Le ofrecí como regalo, una gran pashmina de la India, con incrustaciones de espejillos entre los hermosos bordados con arabescos, para que su cabellera no se viera perjudicada, por inescrupulosos o distraídos.
La entrevisté con un par de anteojos especiales que para el caso servían como forma de anonimato.
Me hizo pasar a su semipiso, me pareció admirable cada una de sus representaciones, algunas con detalles exactos. Tenía gran cantidad de plantas de interior, se mostró seca pero amable (muchos me sugirieron que tuviera cuidado con su inestable carácter y en la redacción me desearon suerte) (cosa que me resultó de lo más extraño viniendo de mis colegas)
Continuó mostrándome su residencia llena de enredaderas, eran sus preferidas, también me hizo recorrer su balcón, cubierto por orquídeas de todos los colores que puedan imaginar, en un rincón por supuesto había toda clase de insectos, arañas, escorpiones, y en una de las esquinas la más sublime, una boa constrictora, su más anhelada compañía.
Bueno, eso no me sorprendió. ☺
Las figuras de piedra estaban distribuidas en todo el ambiente de manera cálida.
Sin embargo, había cierta sordidez en aquellas estatuas. Me asombró ver la de una mujer sonriente, la mayoría de ellas tenían otras expresiones: de llanto, o suplicantes, de sorpresa, asustadas, algunas con rasgos de horror. No puedo mentirles, sentí miedo y algo aciago en todas ellas. Creo que algo presintió o percibió, decidió llevarme a un lugar más ameno.
La pulcritud del entorno, y la cantidad de objetos cuidadosamente acomodados en pequeñas tarimas hizo que mi audaz decisión, no obstante, no declinará.
Ella me acercó una taza de té, delicioso, aromático de creo que de rosas, a pesar de su mirada exhaustiva, logré amenizar el momento con una frase, que realmente saqué de la galera, parecía interesarle el enfoque de la entrevista, cuestión que al cabo de una decena de minutos parecía convertirme más en una amiga que en una periodista encargada de los artículos sobre mitología y arte.
“¿Le disgusta si le tuteo?- Consideré que luego de la recorrida por su albergue, estaría más dispuesta a la charla que me llevó allí.
-Preferiría que me diga por mi nombre completo, no comprendo el valor de esta entrevista en todo caso sino.- disparó cortante.
Asentí con la cabeza, y ni un esbozo gesto en mis labios. (Me advirtieron sobre sus cambios abruptos de humor y la falta de control de su ira)
Fui sagaz, mi silencio la incomodó.
Bastaba que yo le dijera sólo sobre el motivo de mi visita y le recordara cuán importante era para mí su presencia en toda la Mitología Griega, y ella no tardó ni cinco minutos en sentirse reconocida en su valor,
“Escriba por favor… la historia que debió ser contada por Atenea, sin sororidad alguna, justamente, por el impiadoso juicio que los más poderosos dioses nunca le otorgaron”.
“Sólo fue suponer que merecía aquello como un castigo. Y que mi belleza había desatado la virulencia de ese Dios, el más fuerte y vigoroso del Olimpo. Como si yo, frágil criatura, la más hermosa de mis hermanas, una simple mortal, fuera la culpable de su libidinosa y lujuriosa existencia.
Y permítame, admiraban mi belleza antes. Quizás fue la envidia a mi decorosa figura lo que les molestaba”
Se detuvo, yo enseguida me coloqué mis guantes, y mientras extraía de mi cartera el pañuelo (preparado por mi abuela, la más cómplice a la hora de triunfar ) tomé su mano y le ofrecí el pequeño lienzo que contenía sus iniciales. Se emocionó, se secó una pequeña lágrima convertida en cristal y continuó.
“Luego del extraordinario y horrible suceso con Zeus, como si una mujer pudiera defenderse de tan pueril y vergonzante acto de brutalidad, ella me condenó: me transformó doblemente en una víctima una vez más, como se dice me re victimizó, tal fue la maldad y la impunidad de esos dos, y así fue que terminé en la galería de mitos del espanto que atraviesan el tiempo y el espacio, y mire en qué horripilante ser me han transformado, y esta terrible lobreguez en mis emociones, aprendí a vivir en medio de la tenebrosidad de mi misma
Enseguida, comprendí la gran tarea que tenía por delante, destacar que el mito de Medusa debía ser narrado desde otra perspectiva, más mundana quizás, pero más actual.
Le agradecí, le dije al finalizar la entrevista con una mirada reconfortante y tomadas las dos de la mano, yo con guantes por supuesto, lo de la distancia por la pandemia, y mis cuidados intensivos hicieron una salvedad inocente, para que no la incomodara en ese acercamiento. Y finalizado este humilde acto de compasión expuse:
“ Medusa, usted merece el reconocimiento de todas las mujeres que han sido sentenciadas por la admiración en cuanto a su hermosura, y han sobresalido por sobre el resto, usted será retratada como se merece, cabe destacar la extravagante personalidad que ha desarrollado a pesar de la injusta decisión de aquéllos, los que la han condenado, y que la historia los juzgue ”
Culminé la nota, con un título fastuoso y poético “Una mujer que convierte en milagro el mármol”.

Texto agregado el 16-05-2021, y leído por 44 visitantes. (0 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]