Cada vez que te decia, que ella debia hacer ejercicio para crecer y no ser una enana y chancha como tu... te enojabas.
Que tenía que lavarse continuamente sus dientes para no tener tus mismas muelas picadas llegando a tu edad... te enojabas.
Que ella no hiba a ser muy inteligente, que solo nos engaño en 1o y 2o básico con sus aparentes capacidades escolares, y que por lo mismo, desde pequeña debia aprender del negocio, solo matemáticas, ingles y chino mandarin para su futuro... te enojabas.
Que la educación on line por pandemia era asquerosa, lleno de profesores conversantes, metiches y mentirosos comunistas hablando tonterias para desahogarse... te enojabas.
Que el tablet y su propio dormitorio eran el mejor regalo para su idiotez... te enojabas.
Siempre te encargabas de una u otra forma de aclararme que ella no era mi hija, que esa no era mi casa y que de su educación solo te encargabas tu y nadie mas.
Te falto decirme que las madres solteras tienen una extraña fuerza misteriosa que obliga a sus hijas seguir el mismo sendero que ellas.
Hoy he vuelto a ver de tu hija después 10 años, los mismos que perdi contigo, mientras conversamos te escribi estas letras y te las mando con ella.
Suerte.