HOMBRES DE HONOR

El fin justifica los medios

En la inauguración de la remodelación, hecha con toda la mano, del edificio de la Gran Logia Masónica “Aquí me quedo”, debida a la generosidad de don Atanasio, rico industrial regiomontano, Gran Maestro Mason Grado 33, dos hermanos de la confraternidad: el arquitecto responsable y su amigo don Cleofás, ambos con una copa de champagne en la mano, platicaban alegremente.
—¿Cómo le hicieron —pregunta don Cleofás—, para que el agarrado don Atanasio, que no suelta prenda, se encargara de los gastos?
—Fácil, por un trabajo artístico.
—¿Cuál?
—Filmamos, en el acreditado burdel de doña Mariquita donde don Atanasio es cliente habitual, al viejo galán y a la famosa hetaira Afrodisia, ambos en completo “cuero de rana”, una excelente actuación. Por cierto ¡qué feo es el cabrón y qué bella la dama! A él le dimos dos opciones: primero, se quedaba con la obra de arte, para su disfrute personal y más cuando sea senecto, a cambio de los gastos de la remodelación. O la segunda opción, nuestra fraternidad no es egoísta, subiremos el video a las benditas redes sociales para goce de la comunidad y sobre todo de su esposa.
—¿Y?
—¡Qué miedo le tiene a la vieja arpía de su mujer! El ricachón se quedó con el video y soltó la lana.
—¿Se quedaron con otra copia?
—No. ¿Cómo crees? Nosotros, somos hombres de honor.