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Inicio / Cuenteros Locales / nelsonmore / CAPITULO 1 VETE A SER FELIZ

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Me pidió que la pintara con una sonrisa de oreja a oreja. Antes de pintarla la mandé a ser feliz porque estaba muy triste, mientras se fue a realizar la tarea, salí a comprar colores vivos, pues en ese momento solo tenía pintura negra. Me fui caminando hasta el centro de la ciudad, no quise comprarla en el lugar de siempre, porque escuché a mi voz interior que me decía: "por favor no compres pintura en el lugar de siempre. Como tenía todo el tiempo del mundo, decidí hacer caso.
No llevé paraguas, a pesar que llovía ese día. Me gustaba mojarme caminado bajo la lluvia, de esa manera me inspiraba fácil. He pintado muchos cuadros sobre la lluvia y aspiro a pintar varios cuadros más. Pasé frente a un almacén de pinturas, pero no quise comprar las que me hacían falta, pues no quería andar con las manos ocupadas, sobre todo en el centro de Cali donde los ladrones pululan por todas partes. La tarde apenas empezaba y tenía todo el tiempo del mundo para comprar lo que se me antojase.
Enseguida me fui a un bar de mala muerte, uno de esos bares que abundan en la calle 13 con 10, ubicado en pleno corazón de la capital de la Sultana del Valle. Apenas me senté me atendió una chica de vida alegre, tenía los pechos casi fuera de la blusa, vestía una minifalda rosada que dejaba muy poco a la imaginación. Vestida de esa manera se veía muy vulgar, pues mostraba buena parte de sus nalgas, pero también es justo decir que tenía una buena energía, pues me sentía atraído hacia ella sin saber por qué, pero me atraía. Era una mujer madura, tal vez andaría por los 45 años. A pesar del trabajo que realizaba en ese lugar, se veía muy feliz, como si el trabajo le encantara, pues se esmeraba en hacerlo bien y hacerlo con amor y pasión que es lo más importante a la hora de realizar cualquier trabajo.
A todos los clientes les sonreía. La tarde siguió avanzando y no había comprado aun las pinturas. Pedí cinco cervezas más y le dije a la mujer que me llevaba el pedido que se sentará a mi lado. Antes de sentarse limpió la mesa con una franela de color rojo y al rato me dijo:
-Déjate atender como te mereces mi amor.
En una ciudad como Cali es normal que las mujeres le digan a un caballero "mi amor", sin conocerlo. Yo no iba a ser tan pelotudo para creer esas palabras. De inmediato le respondí:
-Atiéndeme como quieras preciosa.
-De verdad quieres que te atienda como yo quiero, me da la impresión que estás bromeando o se te subieron muy pronto las cervezas a la cabeza.
La quedé mirando de arriba hacia abajo, estaba un tanto veterana, pero aguantaba más de un mal pensamiento.
Enseguida le dije:
-Borracho no estoy, pero de seguir bebiendo pronto voy a estarlo, cuando me pongo a beber, bebo hasta quedar dormido.
Apretó mi mano derecha y luego me dijo:
-En un rato termino mi turno, si no tienes nada qué hacer, ni mujer que te espere, te invito a mi casa, qué dices al respecto.
-entonces vamos pronto para tu casa - le respondí.
-Espérame aquí, no tardo, voy a cambiarme.
Mientras regresaba cancelé el valor de las cervezas y regresé donde estaba sentado antes. Estuve a punto de irme de aquel lugar, pero volví a escuchar mi voz interior que me decía: "no te vayas, espérala".
Volví a hacer caso a mi voz interior y esperé a la mujer, de la cual no sabía ni siquiera el nombre. A los 10 minutos llegó, por poco no la reconozco, pues estaba muy hermosa, vestía una falda negra que le llegaba hasta las rodillas; la blusa era de color rojo, las sandalias eran negras y llevaba además medias de seda.
Después de sonreírme y agarrarse de mi brazo derecho, me dijo:
-Vamos.
-Vamos - le dije.
Salimos del bar llamado Reminiscencias y fuimos a esperar el transporte masivo a la estación de la Ermita. A pesar que no sabía nada de ella, me sentía a gusto caminando a su lado, me sentía feliz que me tomara de la mano. La lluvia había cesado y ojala también haya cesado la tormenta de Ilona y que cuando regrese haya encontrado la felicidad que le era esquiva para poder pintarla como ella se merece. Abordamos el bus articulado que nos llevaría a Cuatro Esquinas.
Durante el trayecto no hablamos, ella recostó su cabeza en mi hombro, estaba cansada y era lógico que estuviera, pues esos bares atienden desde temprano, porque aparte de vender todo tipo de licor y cerveza también venden comida rápida, comida que al rato de estar en las vitrinas se agota, ya que muchos habitantes del sector acuden a consumir todos los alimentos que ahí preparan. Y no es para menos, quién no ha saboreado papas rellenas, salchipapas, papas guisadas, papas a la francesa, empanadas, maduros aborrajados, perros calientes, fritanga y gran infinidad de productos que hacen parte de la gastronomía vallecaucana.
Estoy seguro que ella ayuda a preparar todas estas delicias, si así como cocina hace el amor, lo más seguro es que debe hacer el amor delicioso. Apenas termina de preparar la comida empieza a atender a los clientes que llegan a beber cerveza desde muy temprano, es que con este clima tan caliente de Cali, cualquiera se toma rápido un par de cervezas frías y sigue con sus actividades cotidianas. A estos lugares llegan personas del entorno y personas de alta sociedad disfrazadas con sombreros, cachuchas y hasta barbas postizas para pasar desapercibidos, es el caso de muchos políticos que van a buscar placer, pues muchos de ellos son tan desgraciados como lo son los habitantes de calle. El dinero no hace felices a los seres humanos, son ellos quienes han creído que amasando fortunas van a ser mejores que otros que no amasan fortunas, sino que han entendido que se puede ser feliz con poco, con lo necesario para llevar una vida digna.
En estos lugares es donde se conoce al ser humano, tal cual es, porque en las celebraciones y reuniones de alta sociedad, las personas y los altos funcionarios del estado, suelen guardar las apariencias, aun sabiendo que estas engañan. Van vestidos de frac y se portan como unos angelitos, cuando en realidad son unos auténticos demonios, capaces de cometer los peores genocidios y las perversiones humanas que un ser humano pueda imaginarse.
Durante el recorrido vi los diferentes cambios que iba presentando el paisaje cultural. Cali es una ciudad de contrastes: por un lado demasiado lujo en las residencias, mucha zona verde y sobre todo gran seguridad, eso no quiere decir que sus habitantes sean unas mansas palomas, pues tienen la conciencia negra. Por otro lado la miseria en su más alta expresión, muchas de las casas son de madera, otras de plástico y otras hechas con los materiales que las personas encuentran en los basureros y que logran darle utilidad para hacer una vivienda, que muchas veces es devorada por el fuego, ya que cocinan con leña.
Ella vivía en un sector deprimido, pero eso no significaba que se sintiera mal, al contario todo indicaba que se sentía a gusto. Yo he vivido en los sectores ricos y en los sectores pobres y no he notado diferencias esenciales
y espirituales entre los unos y otros. El hombre esté donde esté no dejará de ser un peligro para el mismo hombre.
Continuará...

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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Texto agregado el 21-06-2021, y leído por 111 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
21-06-2021 Por ahora te sigo fascinada... MujerDiosa
 
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