INSTANTES (El loco)
por Isabel Rodas


Es la voz recurrente, que me llama, que me incomoda, que me exige:
¡Míralo, míralo, míralo!.
Y no sé si quiero verlo.

Pero bruscamente los ojos se me salen de las cuencas y al igual que en una cámara; el cristalino transmite patrones visuales invertidos traspasando sus muros.

Y es así cómo lo veo:
Hombre de la carcajada estridente que atemoriza, alcanzando el cielo en un instante,
para luego caer al abismo del vacío oscuro y socavar en las cavernas de su cerebro, buscando tal vez un poco de cordura.
Solo momentos, que se desvanecen.

Acunándose sentado, dibuja en su rostro una mirada tierna
y una tenue sonrisa que te invita a quererlo, dejándose acariciar sin temores.

¿Qué sueños tendrá en sus sueños?
¿En qué realidad se encontrará perdido?
¿Qué fondo tocará en su desdicha deshilachada?
¿En qué frustraciones anclarán sus momentos lúcidos?

Y entonces grito con todas mis fuerzas:
¡¿Qué miran?! ¡¿Qué miran?!
No es más que uno de nosotros, desenredando madejas entre la razón y el alma.