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Suplicio parte 19

Seis meses después, las cosas comenzarían a cambiar para todos. Eliseo siguió a Sheila, la vio entrando al bar y la observó trepada en el tubo y mostrando ese trasero increíble que la vida le dio. Tenía un culazo espectacular. Estaba confundido, por un lado veía a la profesional que ayuda a otras personas, pero también estaba la mujer que movía la cola frente a hombres calientes, eso lo ponía nervioso porque Eliseo la quería para él, nada más.

Gerardo creció como la espuma, pero eso provocó celos en otros empleados que le ocasionaron problemas.
Un día por la mañana el jefe de contabilidad de la empresa se dio cuenta de que algo no andaba bien y que Gerardo estaba embarrado. Las pruebas estaban en los videos, pero eran mal intencionadas que dejaron a Gerardo como culpable, sin poderse defender, le costó el trabajo. Gerardo intentó aclarar las cosas con Nacho.
-Quiero que me escuches, yo regresé en la noche porque olvidé mis papeles, yo no robé información de la empresa.
-Gerardo, ahí están los videos. Te llevaste un legajo del archivo.
-Entiende, estaba lloviendo y necesitaba irme de inmediato, no supe lo que me llevé hasta que llegué a casa.
-Mira, la decisión del comité está tomada, tienes que irte.

Dos meses habían pasado desde que Gerardo se había ido de la empresa, su corazón estaba cerrado hasta que llegó esa persona. Nacho necesitaba a su amiga, fue a la escuela para visitarla.
- ¿Cómo te sientes? – pregunta Sheila.
-Confundido. Sigo sin creer lo que pasó con Gerardo.
-Insisto que fue una trampa, Gerardo creció como la espuma, y eso molestó a algunos.
-No sé qué hacer. Mi corazón está cerrado.
-Lo que debes hacer es perdonar, investigar qué pasó con Gerardo porque todo esto es injusto, y después darte una nueva oportunidad, tal vez el amor está a la vuelta.
-Por favor, no digas incoherencias. Sheila, mírame, ya estoy viejo, tengo 45 años, no tengo nada.
- ¿Te parecemos poco? Tienes un hijo conmigo, tienes un excelente trabajo en la subdirección. Tienes salud, piensas, eres un ser extraordinario, lo que te ha pasado es por algo y debes aprender de ello. No te cierres a las posibilidades.
Y es que esa nueva oportunidad no estaba a la vuelta, estaba justo en el mismo lugar.
Tocaron a la puerta:
-Perdón licenciada pero el director quiere verla.
- ¿Para qué?
-No me dijo, solo me dijo que quiere que desde su computadora le haga el envío.
-Utiliza mi computadora – Le indicia Sheila.
-Claro – el joven pasó.
-Perdón, no los presenté. Él es mi amigo Nacho.
-Que tal, mucho gusto – Nacho le dio la mano – Ignacio Salazar.
-El gusto es mío – respondió el joven – Alan Calvo – el joven respondió y le dio la mano también.
-Perdón Nacho. Tengo que ir a la dirección, no te vayas, no hemos terminado.
Alan se sentó frente a la computadora para hacer su trabajo, Nacho regresó a su lugar, se sentó junto enfrente del joven. No podía dejar de ver ese rostro angelical. Una sonrisa sincera, amabilidad y paz era la que transmitía ese chico. Nacho lo miraba de reojo. El joven le regresaba la sonrisa.
- ¿A qué te dedicas? – le preguntó Alan.
-Soy contador, trabajo en una empresa de contabilidad.
-Qué bien. Eso bueno saber eso. Yo tengo un pequeño negocio y necesito que me lleven la contabilidad.
-Yo puedo hacerlo. Si gustas te dejo mis datos con Sheila.
-Te lo agradezco.
Esa pequeña conversación fue suficiente para comenzar algo que Nacho identifica como el término a su suplicio.
Salió de la escuela con una bella sonrisa, estaba feliz, muy feliz. Pero no se quería ilusionar, no quería que le pasara lo mismo que con Gerardo.

Continuará…

Texto agregado el 11-09-2021, y leído por 62 visitantes. (0 votos)


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