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El violinista.
Como todos los domingos, mi esposa, yo y los chicos salimos a pasear por la tarde a descansar luego de una semana de trabajo intenso, a los muchachos les gusta llevar la pelota y divertirse mientras nosotros luego de un rato de jugar con ellos, nos sentamos a mirarlos.
Ese domingo estaba empezando a llover y decidimos simplemente dar unas vueltas en el auto y recorrer distintos lugares que por una razón u otra conocíamos.
Sin darnos cuenta llegamos a un barrio que los dos conocíamos, pero que nunca íbanos, mi antiguo barrio, el lugar donde nací y me crie, donde conocí a mi esposa que también vivía en él.
Nos asombramos del cambio que había sufrido, mi antigua casa ya no existía, en su lugar habían levantado un moderno edificio de cinco pisos.
Curiosamente la casa de mi esposa, aún estaba, un poco vieja, pero con la fachada muy bien pintada, mientras les contábamos a nuestros hijos que allí vivíamos de chicos, vi pasar a un antiguo amigo de la infancia, se notaba que sus cosas marchaban muy bien y eso me alegró mucho, habíamos sido inseparables y aunque la vida nos alejó, jamás me olvidé de él.
Bajé del auto y me acerqué, su alegría fue inmensa, él tampoco me había olvidado, se había recibido de arquitecto, estaba casado y como nosotros tenía dos hijos, un varón y una niña.
Le pregunté si se acordaba de Amelia, mi esposa y me contestó que hubiera sido imposible olvidarla, estaba siempre conmigo.
Amelia bajó también del auto y nos pusimos a charlar de cosas que los dos creíamos olvidadas pero que en realidad jamás olvidamos.
Fue así que le pregunté qué había pasado con aquél hombre que todas las tardes salía con su violín, lo sacaba del estuche, hacía como que tocaba y la gente solía darle monedas.
Sebastián, mi amigo quiso saber por qué me había acordado de él a lo que le respondí que por la vereda de enfrente pasaba un hombre con un violín y eso me lo recordó, la verdad es que aquél hombre me daba mucha pena, aunque no parecía un pordiosero, es raro, siempre estaba muy bien vestido, no creo que necesitara el dinero que la gente le daba que a veces me parecía demasiado, la verdad es que no podía entenderlo.
Mi amigo soltó una carcajada y mi esposa, otra, eso me desconcertó y cada vez entendía menos, al darse cuenta que yo era aún muy ingenuo me dijo que me iba a contar sobre aquél misterioso hombre, me contó que el hombre se llamaba Eugenio y que vivía con su madre, una mujer muy mayor que era sorda.
Seguía sin entender hasta que mi esposa me dijo que todo había sido por una mentira.
Menos aún entendía y les pedí por favor que me explicaran quién era el misterioso hombre.
Sucedió lo siguiente dijo Amelia, la madre y el padre de Eugenio vivían para su hijo ya que lo habían tenido siendo muy mayores, la madre como te dije, era sorda y el padre iba por el mismo camino, casi no escuchaba, pero les encantaba el violín por ese motivo le regalaron uno a su hijo para que estudiara y se convirtiera en violinista, pero…. a Eugenio no le gustaba, aunque tampoco quería que sus padres lo supieran y les mintió que estaba yendo a estudiar violín con una profesora cuando en realidad lo que estudiaba no tenía nada que ver con la música, con el tiempo, la madre le decía que, ya que no podía oírlo tocar el violín, quisiera que se sacara fotos con sus compañeros tocando.
De ahí surgió otra mentira que tuvo que llevar como un castigo durante toda su vida, por la mañana salía a estudiar para recibirse de contador y por la tarde sacaba su violín y se sacaba fotos con sus compañeros para mostrárselas a sus padres, hasta que un día, a pesar de que jamás tocaba, la gente comenzó a dejarle dinero en el lugar donde supuestamente tocaba, esto era demasiado, él no necesitaba ese dinero pero, no podía devolverlo así fue que le contó la verdad al cura del barrio quién le aconsejó que no dijera nada a sus padres, estaban muy viejos para llevarse un disgusto semejante y que como penitencia ya que vivía con una mentira, todo el dinero que le dejaran sería donada a la caridad, eso le pareció perfecto a Eugenio y como todos en el barrio sabían lo que sucedía, gracias al cura, la colecta se fue sumando y todos agradecidos.
Al poco tiempo falleció el padre de Eugenio, Don Amilcar y su madre fue empeorando cada vez más hasta irse también, Eugenio quedó solo y demasiado triste como para volver a salir con su violín, aunque más no fuera por el dinero de la caridad entonces su amigo el cura le propuso que cuando no tuviera trabajo, comenzara a estudiar, a aprender a tocar el violín ya que eso haría que sus padres, donde estuvieran se sintieran verdaderamente dichosos.
Eugenio siguió el consejo del cura y con el tiempo llegó a convertirse en un verdadero violinista.
Luego de escuchar lo que me contaba mi esposa y mi amigo, nos despedimos prometiéndonos que nos reuniríamos las dos familias.
Un mes más tarde nos visitó nuestro amigo trayendo consigo a su familia y a alguien más que no supe en ese momento quién era.
De pronto un anciano como de noventa y cinco años sacó algo del auto, un violín.
Me llamo Eugenio y nuestro amigo en común quiso que viniera a conocerlos debido que me ha contado que usted se acordaba aún de mi aunque han pasado muchos años.
Mi amigo riéndose me dijo que Eugenio era su suegro que no había querido contarme nada para darme esa sorpresa.
Hoy me siento un hombre nuevo, les conté la historia a mis hijos y espero que aprendan la lección, como lo hice yo, juzgaba al violinista por lo que veía, jamás hubiera podido adivinar su historia de vida.
Debo decir que, a pesar de su edad, aquél hombre llenó nuestra casa con su música y pasamos el día más hermoso de nuestras vidas.

Omenia 9/2/2022


Texto agregado el 10-02-2022, y leído por 148 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
11-02-2022 Como siempre es un placer leer tus relatos, querida, tan bien cerrados, sin inconsistencias, te preocupas hasta de los mínimos detalles, como el nombre Amilcar, muy antiguo, casi en extinción en el presente.. Muestras claramente que el mundo es muy pequeño y que los círculos se cierran una y otra vez. Mis aplausos para ti, querida. Gracias. gsap
11-02-2022 Interesante relato, la cotidianidad rota por algo maravilloso. JerryMendez
10-02-2022 ¡¡Ome que lindo cuento!!! Hasta el final me tuvo atrapada totalmente. En partes me sentí conmovida ;pero al mismo tiempo admire a ese ser que por sus padres,por no dañarlos,tuvo que vivir de una mentira... Un abrazo inmenso amiga y besos Victoria 6236013
10-02-2022 Un relato ameno y muy bien construido. Los recuerdos juveniles siempre logran generar bellas historias. Felicitaciones, Ome. maparo55
10-02-2022 El día más hermoso de mi vida es hoy :) fíjate que ayer platique con un hombre de 94 años, en su fragilidad entendí la vida. Me platico de cosas y conserva bastante lucidez... Cada día vale. Cinco aullidos disfrutando Steve
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