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La vida secreta de Duncan.

En su quincuagésimo cumpleaños, Duncan se sentía el hombre más desdichado del mundo.
Pero, para conocer a Duncan debemos ir cincuenta años atrás, el día que nació.
Duncan tuvo mala suerte desde que nació, su madre murió al dar a luz y al no tener otro familiar conocido por nadie, el niño fue enviado a una casa cuna donde lo atendieron durante mucho tiempo, pero a medida que fue creciendo, las autoridades tuvieron que buscar una familia para que, al adoptarlo, se ocuparan de él.
No se puede decir que el chico pasó mal su infancia pero, la familia que lo adoptó a sus cinco años, aunque le dio la mejor educación y jamás le faltó absolutamente nada, era una familia ausente, entre viajes y negocios, Duncan pasó la mayor parte de su vida en internados, por supuesto que lo querían aunque según ellos, un hijo debe saber ocupar su lugar y el lugar de Duncan no era en la casa sino estudiando, preparándose para la vida que le esperaba, su padre adoptivo era médico y por supuesto quería que su hijo también lo fuera, su madre adoptiva al ser de la alta sociedad dividía su tiempo entre su trabajo y sus amigas, poco tiempo quedaba para atender a un muchacho.
Así fue la infancia y juventud del chico, pero él jamás se quejó, era muy inteligente y sabía que, aunque a su manera, ellos hacían lo que les habían enseñado y por supuesto pensando que era lo mejor para él.
Digo que tuvo mala suerte porque no tuvo una vida normal, entre familia como la mayoría de los niños y eso se siente al crecer, la falta de amor que, aunque ellos lo querían, no sabían o no podían demostrarlo.
Y llegó el día en que se recibió con honores, era el mejor cirujano de la clínica y sus padres estaban orgullosos de él.
Ese verano sus padres como lo hacían siempre, se irían de vacaciones y él tendría que quedarse solo por lo menos por tres meses.
Pero, su mala suerte volvió a surgir en su vida, el avión donde viajaban los padres de Duncan fue víctima de secuestro por terroristas que lo hicieron explotar ni bien llegaron al destino marcado por ellos, no tuvieron piedad de nadie y luego de abandonar el avión, lo hicieron volar en mil pedazos.
Otra vez la soledad reinó en su vida, pero ahora era dueño de una clínica, de la casa y todos los negocios de sus padres que por supuesto le habían dejado todo mediante testamento.
A los pocos días, Duncan volvió a su vida normal, a atender su clínica y a ocuparse de los otros negocios de sus padres, pero se sentía infeliz, estaba completamente solo, no tenía muchos amigos, aunque era un hombre simpático, por alguna razón las novias que había tenido, lo habían abandonado a pesar de ser un hombre apuesto, rico y agradable.
Y los años fueron pasando y Duncan cada día se sentía más solo hasta que un día llegó una nueva doctora de la cual quedó completamente enamorado, Elizabeth una joven mujer de cuarenta años, elegante y muy alta, como él, llegó para con su simpatía y experiencia, ser la doctora más querida, soltera y sin compromisos y pronto comenzó a salir con Duncan.
Tres meses llevaron saliendo hasta que un día, misteriosamente, Duncan vio que Elizabeth ya no era la misma, comenzó a distanciarse al punto de querer renunciar a su trabajo cosa que todos le pidieron que no hiciera.
Pero, cierto día Elizabeth no fue a trabajar y Duncan, muy preocupado fue hasta su casa para ver si le ocurría algo ya que su celular estaba apagado.
Allí no había nadie, sólo Mimito, el gato de la mujer que maullaba de hambre.
Duncan le pidió a la encargada del edificio que se fijara si podía verla desde su apartamento que quedaba frente al de Elizabeth, pero todo estaba en calma a no ser por el gato que no cesaba de maullar.
Muy preocupado, Duncan llamó a la policía, la mujer no le conocía parientes a la inquilina y además la veía muy poco debido a que trabajaban las dos todo el día y volvía tarde cuando ella ya estaba dormida.
Al llegar la policía, la encargada abrió el apartamento con su llave, allí no había nadie más que el gato y Duncan con buen tino le dio de comer y de beber pidiéndole a la encargada que se hiciera cargo del felino que él se encargaría de darle el dinero hasta que se supiera algo de Elizabeth.
Los médicos y todo el personal de la clínica estaban consternados por la desaparición de la doctora y fueron interrogados por la policía.
Dos meses pasaron desde la última vez que alguien había visto a Elizabeth y la policía estaba por archivar el caso por desaparición voluntaria ya que, si alguien suponía que estaba muerta, su cuerpo jamás había aparecido y era imposible continuar con la búsqueda.
Duncan siguió con su trabajo y poco a poco se fueron olvidando de la desgraciada mujer, pero un detective no se resignó a abandonar la búsqueda, pensaba que ninguna persona que decidiera marcharse por su voluntad, dejaría al pobre gato para que muriera de hambre, no tenía sentido.
Al poco tiempo Duncan, que ya se había olvidado de todo, apareció en la clínica con una joven mujer muy atractiva la cual presentó a sus colegas como su novia.
Esto llamó la atención del detective, un hombre de muchas canas y larga trayectoria en la policía y pidiendo permiso a sus superiores, volvió a interesarse por la desaparición de Elizabeth.
La clínica era muy grande y por supuesto cuando la revisaron, era imposible hacerlo todo en un día, tenía varios pisos y un sótano que permanecía cerrado ya que allí era la morgue, los pacientes que morían eran depositados allí hasta que algún pariente lo reclamara.
También había un crematorio ya que, si luego de algún tiempo nadie reclamaba al difunto, éste mediante permiso oficial era cremado allí mismo.
El detective estaba consciente de que no era fácil que la mujer estuviera allí y si lo estuvo y había sido asesinada, ya habría sido cremada y allí se terminaría el caso, pero de igual manera volvió al lugar, aunque esta vez disfrazado de limpiador provisto de todos los implementos de limpieza además de su cámara para filmar muy bien camuflada.
El propio Duncan le abrió la puerta con su llave para que el hombre hiciera su trabajo.
Mientras tanto Duncan con su nueva novia se paseaban por la ciudad, tomados de la mano y muy enamorados.
Ya nadie nombraba a Elizabeth, aunque, a solas cada enfermera y cada doctor lo hacían sin que nadie los oyera, había sido muy evidente que Duncan y la doctora luego de un corto romance, habían dejado de lado esa relación sin que nadie supiera el motivo.
Como dije antes, Duncan era un médico muy atento, pero nadie sabía el motivo por el cual a pesar de cómo era, no lograba tener ni amigos ni de mantener una novia más de dos o tres meses.
El detective quiso investigar más a fondo la vida del médico y gracias al bendito Internet logró averiguar algunas cosas que le llamaron la atención de su vida.
Comenzó por ir al internado donde había estudiado el hombre y allí conversó con algún que otro profesor que aún vivía y que lo recordaba.
Duncan siempre había sido un muchacho muy reservado que no tenía amigos a no ser por uno en particular que no estudiaba allí pero que había conocido casualmente en uno de sus viajes hasta su casa que quedaba en otra ciudad.
La gente solía confundirlos, los dos eran callados, de grandes ojos celestes y de cabello negro, aunque Roberto, su amigo, lo tuviera largo y Duncan con corte militar.
Nunca lo había llevado a su casa, pero él sí había conocido a los padres de Roberto.
Pero, como todas las amistades del Duncan al poco tiempo ya no se veían más.
Los padres de Roberto dijeron a la policía que el muchacho que trabajaba en el taller de su padre, arreglando autos, había desaparecido y la policía pensó que era un caso más de abandono del hogar por parte del muchacho que aún era un adolescente.
Cierto día el detective que ya hacía una semana que cumplía su trabajo como limpiador de la clínica bajó nuevamente al sótano y allí encontró algo que le llamó la atención.
Durante la búsqueda de Elizabeth, mientras revisaba su casa, vio una foto de la mujer la que le pareció muy hermosa pero lo que de pura casualidad encontró fue algo que él estaba seguro pertenecía a la muchacha, un broche para pelo de oro que vio en la foto y estaba seguro de que era de ella ya que tenía sus iniciales grabadas.
Lo increíble era que estaba al borde del crematorio, escondido entre medio de dos ladrillos que debido a un hueco había caído para quedar casi tapado dentro del pequeño lugar al que no llegaban las llamas.
El detective tuvo la certeza de que la mujer había sido asesinada y cremada allí pero que sin que el asesino se diera cuenta se le había desprendido del cabello para caer justo allí.
Desde ese momento debido a todas las averiguaciones que había obtenido, el hombre detuvo a Duncan como el asesino de la doctora y quizá de otras personas, aunque esto sería muy difícil de probar.
Uno de los profesores relataba después que siempre le pareció que Duncan era un ser muy especial, tenía una mirada extraña según él y que por alguna razón las muchachas no lo buscaban ni siquiera como amigo.
Al ser detenido el doctor Duncan no pudo seguir negando lo que le decía la policía, se había desplomado y tapándose la cara confesó todo.
Siempre supo que tenía algo malo, sus padres adoptivos lo supieron luego de un tiempo de vivir con ellos, pero eran buenas personas y decidieron mantenerlo alejado diciéndole que era debido a que querían darle un buen porvenir.
Duncan había ido a ver a un médico que le diagnosticó algo que no recordaba, pero que era incurable, una enfermedad mental que lo llevaría a ser lo que con el tiempo lo convirtió en asesino, no podía soportar que la gente le contrariara en lo más mínimo y su otra personalidad salía a flote casi sin que se diera cuenta, como le pasó con Roberto, su amigo, el muchacho había empezado a ver cómo era en realidad y al querer alejarse, lo asesinó y lo enterró en un bosque cercano donde muy poca gente iba, con estos datos la policía encontró los huesos del desgraciado joven y el caso de desaparición quedó cerrado.
La doctora había comprobado que Duncan tenía una doble personalidad y decidió dejarlo, pero él no podía aceptarlo y un día la llevó con un pretexto hasta la morgue de la clínica y la mató, pero a pesar de ser muy cuidadoso, el broche lo delató.
Ahora la cárcel tiene un médico que, aunque ya no tiene licencia, cuando tiene la personalidad de médico, es de mucha ayuda el problema es que debe estar solo, nadie quiere estar cerca de él.
Lo único bueno y rescatable de esta historia es que Doris, la última novia de Duncan se había casado con él sin sospechar el motivo por el cual él lo mantenía en secreto diciéndole que era debido a los múltiples negocios y que era preferible que lo creyeran soltero, ahora era una multimillonaria que daba gracias al cielo por estar viva y dispuesta a disfrutar de la vida, creía que se lo merecía.

Omenia 13/2/2022





Texto agregado el 13-02-2022, y leído por 91 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
14-02-2022 Una historia que sin saber quién la escribió, sabría que es tuya Ome, tiene tu sello. Bien interesante por cierto!!! Un abrazo enorme! MujerDiosa
14-02-2022 —¿Vida real? ¿Ficción? Realmente todo puede ser, puesto que cada ser humano es un mundo único y personal que incluso muchas veces ni el mismo se conoce. Muchas conductas se heredan geneticamente, pero otras tantas son adquiridas en el medio. Por eso es que el conocimiento de alguien se logra más por sus hechos que por sus palabras. Duncan un caso patológico para analizar. —Saludos. vicenterreramarquez
14-02-2022 La infancia marca profundamente a un niño,sea hijo biologico o adoptado. Esos padres ausentes creyendo hacían lo mejor...ellos le ocultaron al muchacho su patología y termino convirtiéndose en asesino Tal vez nunca pensaron que iban a faltar definitivamente. Doris hizo una buena jugada. .***** Excelente Ome. Besos Victoria 6236013
13-02-2022 Qué historia Ome! Un hogar ausente, la carencia de amor y guia hacen lo suyo; esas falencias dejan huellas a veces imborrables, perversas o enfermas, desde la niñez y más... Doris no es aleja a su ambición. Muy buen texto. Un abrazo Shou
 
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