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En una noche….
En una noche como tantas, pero mucho más fría que cualquiera, una joven mujer camina por las calles sin rumbo fijo a paso muy lento, está a punto de dar a luz, pero ya nada le importa, sabe que cuando nazca su hijo se lo van a quitar y eso no lo va a permitir, prefiere morir antes de dejarlo en manos de la familia de su esposo.
Ellos no la quieren y desde que él murió en un accidente, sólo piensan en que ella debería dejar al niño e irse, piensan que podrán darle todo en cambio ella no tiene nada.
Esa noche, presintiendo que el parto sería muy pronto, llenó un bolso con lo que pudo y ropita de bebé y salió a pedir ayuda, pero, aunque pensaba llegar a la iglesia más próxima y explicar sus temores no tuvo fuerzas y cayó desmayada en la puerta de una casa.
Una mujer mayor al sentir el golpe que había dado al caer, se asomó y al abrir se encontró con un cuadro dantesco, una joven mujer estaba desmayada y a punto de parir.
La señora vivía sola, pero logró levantarla y casi arrastrándola, la puso sobre una limpia, pero rústica cama allí trató de reanimar a Claudia, que así se llamaba aquella muchacha que poco a poco fue abriendo los ojos.
Tan avergonzada se sentía Claudia que sus mejillas se encendieron, pero aquella mujer, más pobre quizá que ella misma, le dijo que no se preocupara, que ella la ayudaría ya que su hijo nacería muy pronto y que estaba segura de que la iba a necesitar.
René, la anciana no dudó ni un segundo, ella sabía que cuando llega la hora el bebé no espera.
Le pidió a Claudia que estuviera lo más tranquila que pudiera, iba a buscar al médico y volvería con él.
Claudia no paraba de temblar, los dolores eran cada vez más fuertes, pero René no tenía teléfono y tendría que pedir ayuda a alguien del vecindario para llamar al médico.
Al volver, el niño estaba naciendo y tuvo que ayudarla, tenía experiencia, ya lo había hecho antes.
Antes que llegara el médico Joaquín había nacido y su primer llanto iluminó el rostro de las dos mujeres, era un enorme chiquillo que debía pesar al menos tres kilos y medio, pero, gracias a Dios el parto no tuvo complicaciones.
Mario, un joven médico entró a la casa saludando a la anciana y preguntando por la parturienta, aunque al oír el llanto del bebé lo supo de inmediato, todo estaba bien y la muchacha pronto se recuperaría.
Los días siguientes Claudia cuidó a su bebé y poco a poco se fue haciendo muy amiga de René a la que no sabía cómo pagarle todo lo que había hecho por ella, René salía todos los días muy temprano y volvía a eso de las tres de la tarde con comida para ambas.
Nunca le preguntó el motivo por el cual se encontraba en esas condiciones, pero, Claudia quiso contarle su vida.
La joven se había casado un año antes y su esposo era un buen muchacho que al ser un estudiante aún no podía mantener a su mujer por tal motivo su madre le dijo que fueran a vivir con ella y la hermana de él.
Al principio todo iba bien, Claudia trabajaba y ayudaba en lo que podía en la casa, aunque no la trataban para nada bien sobre todo si su esposo no estaba, pero, un día tuvo que decirles que esperaba un hijo, todos parecía felices, pero a los pocos meses Roberto tratando de arreglar la luz, sufrió una descarga eléctrica tan fuerte que al caer de la escalera se golpeó la cabeza y falleció en el acto.
La vida de Claudia ya no era la misma, vivía en casa de su suegra y sabía que no la querían a tal punto de ignorarla y hasta de dejarla sin comida.
Todo lo soportaba, callada y trabajando hasta el último momento hasta que escuchó una conversación entre su suegra y su cuñada en la que decían que ni bien naciera el niño, se lo iban a llevar con ellas y peor aún que tratarían de que el parto fuera en la casa para más seguridad de que la madre no saliera con vida de él.
Esa noche a pesar del frío y la soledad de las calles, no pudo quedarse más con aquellas mujeres y cuando todos dormían salió con lo poco que pudo llevar hasta que llegó a la puerta de aquella maravillosa mujer.
Claudia le decía a René que nadie puede imaginarse lo que es que le quiten a una madre, su hijo a lo que René le contestó que eso que decía era muy cierto y que ella lo sabía.
Claudia no prestó atención a lo que iba a decir René debido a que sonaba el timbre y tuvieron que abrir la puerta.
Mario había pasado a saber cómo se encontraban madre e hijo ya que andaba muy cerca del vecindario.
Cuando el médico se fue la muchacha quiso saber si lo conocía bien y si le cobraría las visitas ya que ella por el momento ni siquiera había avisado en su trabajo donde estaba y no podría pagarle.
René sonrió y le contó que ese era el médico de los pobres, trabajaba día y noche para una institución donde la gente que lo necesitaba muy pocas veces le podía pagar y que era el ser más noble que Dios había puesto sobre la Tierra.
Mi querida muchacha, lo conozco desde hace muchos años, es un hombre joven, pero, tiene cuarenta y cinco años, aunque su rostro parece esculpido por ángeles, representa diez años menos.
Luego de dar de mamar a su hijo, Claudia le dijo a René de que era hora y tiempo de que fuera buscando algún lugar a donde ir con su hijo donde su suegra y cuñada no los encontraran a lo que René le contestó lo siguiente.
Ya que tú me contaste tu historia de vida, es hora de que te cuente la mía, hace muchos años, cuando era una muchachita ingenua me enamoré de un hombre, nos queríamos mucho, pero, mi padre al enterarse de que iba a ser madre, me encerró y no me dejó salir hasta que llegó el día que iba a nacer mi hijo, ese día, junto a mi madre me llevaron a una clínica particular donde nació mi hijo, pero cuando quise verlo me contestaron que yo era muy joven para cuidar al niño y que lo habían entregado en adopción, por ese entonces no supe qué hacer y no tuve más remedio que irme a mi casa con ellos pero sin mi bebé.
A medida que pasaban los meses el padre de mi hijo también se había ido, sus padres al enterarse se habían puesto de acuerdo con los míos para que no nos volviéramos a ver.
Sola sin nadie a quién recurrir me fui de mi casa, jamás volví y jamás supe nada de mi gran amor, por un tiempo vagué por las calles comiendo basura y durmiendo donde nadie me viera hasta que un día se cruzó conmigo una mujer que me preguntó el motivo por el cual estaba vagando, sucia y siendo menor como ella suponía.
Me pareció una buena persona y le conté mi historia, la mujer me llevó a una Iglesia y le pidió a las monjas, luego de contarles todo, que me ayudaran.
Allí estuve mucho tiempo hasta que un día pensé que debía averiguar dónde estaba mi hijo y con ayuda de las monjas, lo supe.
Era un lugar hermoso, la casa donde vivía mi hijo que ya para ese entonces estaba muy grande y hermoso, quise vivir cómo era sus padres adoptivos y fue así que comencé a ir todos los días a verlo salir para la escuela, quería matar a esos padres adoptivos que me lo quitaron y eso les dije a las monjas, pero, un día una de ellas me acompañó hasta la casa y al ver a esa familia tan feliz que quería tanto a mi hijo comprendí que la vida que ellos le daban, el cariño con que se veía que lo trataban, como a su propio hijo, no sería justo ni para él ni para ellos ya que mi hijo jamás supo que era adoptado hasta que cumplió la mayoría de edad.
Siempre llevó los apellidos de ellos, ese había sido el trato con la agencia de adopción.
Lo que sucedió fue que al cumplir los dieciocho años lo tuvieron que operar y al donar la sangre para él, una enfermera le comentó lo extraño que era que ninguno de sus padres tuviera el mismo tipo de sangre que él.
Mi hijo es un hombre sumamente inteligente y quiso saber el motivo, la madre con lágrimas en los ojos le dijo la verdad, lo sé debido a que la enfermera era muy amable y me lo contó, siempre estuve al tanto de mi hijo, aunque no pudiera decirle quién era. Trabajé en su casa como limpiadora para estar más cerca pero jamás le dije la verdad.
A todo esto, Claudia que escuchaba muy atenta quiso saber por qué nunca le contó la verdad a lo que René contestó que la vida y los sentimientos de su hijo valían miles de veces más que su sufrimiento y que el verlo feliz era todo lo que quería en la vida y que él jamás se enteraría quién era su verdadera madre.
Mi hijo al enterarse de que había sido adoptado les dijo a sus padres adoptivos que nunca los abandonaría, que ellos fueron y serían siempre sus verdaderos padres y que al contrario de muchos él lucharía por conseguir un título que los enorgullecieran y serviría a la gente tal como ellos lo habían hecho con él, con amor y así fue que se recibió y de ahí en más fue para muchos, un ángel sin alas, un médico famoso por su bondad y compasión.
Claudia no lo podía creer, pero quiso saber dónde estaba ese médico ahora entonces René le contestó, lo acabas de ver.
Los ojos de Claudia se llenaron de lágrimas, al decirle a la anciana que ella tenía que decírselo, que él debía saber quién era su madre, pero la anciana le contestó que eso jamás sucedería, ni a pesar de que los padres adoptivos habían muerto, ella no quería que su hijo sufriera al saber que había tenido de sirvienta a su propia madre y que además no le quedaba mucho tiempo de vida, a pesar del tratamiento que su hijo le daba, su hora estaba por llegar. No soy tan vieja como represento, la vida me llenó de canas y arrugas tempraneras, pero su enfermedad no tenía cura y que, de no haber sido por él, hubiera muerto años atrás.
Luego de esto le hizo prometer a Claudia que no le revelaría a Mario una verdad de la que no le traería más que penas a él y que si estaba agradecida por haber traído a su hijo al mundo, éste sería su secreto hasta el día de su muerte.
Unos meses más tarde, al llegar Claudia a su casa en la cual seguía debido a que la anciana quería tenerla y cuidar del niño para que pudiera ir a trabajar la encontró rodeada de vecinos que cuidaban al pequeño Joaquín y a René en brazos de Mario que al comprobar que estaba muerta no podía contener las lágrimas.
Mucho tiempo pasó antes de que Mario y Claudia se volvieran a encontrar, el médico quiso saber cómo la estaba pasando ahora que René había muerto y quién cuidaba a su pequeño hijo.
Claudia esta vez lo miró y se sintió mirada de una manera muy distinta, algo estaba ocurriendo, se estaban enamorando, él no había querido decírselo antes debido a que se consideraba muy mayor, pero ella no lo creyó así y pronto todo cambió el amor había llegado a sus vidas, pero algo se interponía entre ambos, un secreto que Claudia ya no podía soportar era demasiado pesado para que pudiera cumplir esa promesa y un día le contó a Mario toda la verdad.
Mario la escuchó sin parpadear y cuando Claudia pensó que la dejaría por no habérselo contado antes, la beso diciéndole que no cambiaría su vida por nada del mundo, sin saberlo tuvo dos madres que lo adoraron, era un hombre muy afortunado. Esa tarde llevaron flores a la tumba de su madre.
La vida les sonreía.
Pronto Mario y Claudia se casaron y el pequeño Joaquín lleva el apellido de Mario, quizá nunca llegue a enterarse de quién fue su verdadero padre, pero eso…. Eso es otra historia.
Omenia 27/2/2022






Texto agregado el 27-02-2022, y leído por 163 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
28-02-2022 Una historia que habla de sufrimientos, de ,malos tratos y separación. Pero al final, siempre prima la generosidad, el amor y la forma como se van desarrollando los hechos para culminar de la manera más feliz. Narras todo sin adornos, como es la vida misma, dura la mayor parte de las veces, pero gratificando a los seres de algún modo u otro. Un gran abrazo, amiga. guidos
28-02-2022 —Así es la vida, un compendio de historias que por alguna razón inexplicable se van entrecruzando y por casualidades o causalidades van dando paso a nuevas historias ¿O será el destino? Bueno, sea como sea tu sabes urdir y tramar muy bien los avatares de la vida, aunque parezcan ficciones. —Un abrazo vicenterreramarquez
28-02-2022 —Así es la vida, un compendio de historias que por alguna razón inexplicable se van entrecruzando y por casualidades o causalidades van dando paso a nuevas historias ¿O será el destino? Bueno, sea como sea tu sabes urdir y tramar muy bien los avatares de la vida, aunque parezcan ficciones. —Un abrazo vicenterreramarquez
27-02-2022 a veces la vida nos presenta situaciones muy difíciles, como si además de las vivencias que nos relaciona con los demás tuviésemos, íntimamente, que trascender nuestros propios y antiguos sentimientos "no hay reclamos". Un abrazo. Shou
27-02-2022 A veces se me ocurre (como buena terapeuta especializada en vidas pasadas), si todas esas historias no son vivencias que los autores tuvieron hace ya tiempo y en el momento de escribirlas en "el papel", surgen como nuevas. En ésta sentí eso... MujerDiosa
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