Quirofano

Estaba bañándose cuando se encontró el pequeño bultito en la teta izquierda. Lo noto que se movía pero pensó que ir al ginecólogo seria bastante prudente.
El ginecólogo le dijo hay que abrir y sacar, sin biopsia ni nada, pero primero para calmarla le conto el chiste del frenillo, cuando en vez de cortarle el frenillo de la lengua le cortaron el del pito, los dos se rieron, ella no tanto.
Cuando fue al quirófano, primero le dieron el delantal blanco sin nada abajo o sea nalgas al aire. El miedo era descomunal, pero más gigante su pulsión a vivir, así que se puso una cinta blanca en el pecho izquierdo que decía, “es esta no se equivoquen”.
Al salir del quirófano el obstetra le conto que todo el personal de la sala se rio con simpatía al compás de la música de Gilda que sonaba en dicho antro del saber hipocrático.