Fuego inmaterial, fuego que trasmutas sin quemar, disuelve las larvas astrales. A quien manipula, a quien arremete, a los que usan caretas, para esconder su pérfida hipocresía, a los que hablan a espaldas tuyas, a los que se idolatran a sí mismos, y se condecoran con la humillación del otro.
¡Que el crisol del fuego violeta los consuma para siempre!
¡Que la escoria se disuelva en este lugar de paso!, así al igual que la materia oscura, da paso a la luz increada.
Todo vuelve a su origen, puro, al uno, al único luminoso, de donde nació.
Aunque pasen eones de tiempo, el orden divino pondrá todo en su lugar, en cada situación y en cada ser.