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Nuestra familia parte 17

Al final, Emilio se enteró de lo que pasaba con su padre, optó por cuidarlo y descuidar la escuela.
Por la noche, Nuria se ofreció a ir a la farmacia por un medicamento y fue cuando vio a Roberto con Fabiola la vecina. Estaban fajando en la esquina como dos chamacos de quince años. Tuvo el impulso de armarle un teatrito y reclamarle por lo que le dijo cuando la corrió, cuando lo que él está haciendo es infidelidad y lo que ella hizo fue salir con un buen chico. Se contuvo y fue a la farmacia.
Regresó inquieta y molesta por lo que había visto.
- ¿Te pasa algo? – le pregunta Emilio.
-No – dijo despistada.
- ¿Segura?
-Sí – hizo una pausa – es que pasar cerca de mi casa me puso a pensar.
-Hijo, corre. Algo le pasa a tu papá – gritó Clara desde la ventana.
Emilio de inmediato subió junto con Nuria y vieron que Domingo daba sus últimos suspiros.
Emilio gritaba “no papá, no te vayas, no nos dejes” Clara “viejo, amor, háblame” los dos lloraban.
Un médico llegó a la casa de Clara para ver a Domingo. Verificó que el hombre estaba muerto. Les dio el número de un médico legista para darles un certificado de defunción. Nuria ayudó a Emilio con un poco de dinero. Algunos vecinos escucharon los gritos de Clara y al enterarse, se ofrecieron a dar sus oraciones en favor de Domingo. Otros vecinos entre ellos Gaby y Ramiro dueños de la purificadora, ayudaron con dinero a Emilio. Se compró un féretro y velaron a Domingo en su casa. A primera hora de la mañana, muchos vecinos y clientes fueron al velorio. Todos los compañeros de la universidad de Emilio mostraron su empatía con él y lo acompañaron en un momento muy difícil.
Aquellos momentos fueron difíciles para Emilio, Nuria no lo dejó ni un momento, tomó de la mano a Clara para demostrarle su afecto.
Por la mañana llegó la funeraria para trasladar a su padre a su última morada, sería en el pueblo del que es originario Domingo. Antes de eso, Fabiola llegó al velorio con el pretexto de dar sus condolecías, pero lo único que quería era enterarse de todo y correr el chisme. Algunos vecinos decidieron acompañar a la familia hasta el pueblo entre ellas Nuria.
Fabiola por descuido olvidó su bolso, lo había dejado en la oficina del taller que está subiendo las escaleras. Regresó y pudo entrar, pero al salir se encontró con ella.
- ¿Qué haces aquí?
-Vine por mi bolso – responde Fabiola.
- ¿Qué tal te atiende? – le pregunta Nuria.
- ¿Que?
-Eres una zorra. Él está casado.
- ¿De qué me hablas?
-No te hagas, te vi con mi papá – le reclamó Nuria.
-Mira estúpida, tu madre ya no sirve para nada, igual que tú, vete con el gato ese que no sirve para nada.
Nuria la tomó del cabello y la empujó contra la pared.
-Hija de perra, sé perfectamente que fuiste tú quien le dijo a mi papá que estoy saliendo con Emilio.
-Te lo mereces – le dijo Fabiola manoteando con Nuria.
- ¡Amor! ¿qué está pasando? – preguntó Emilio.
-Esta mujer que estaba husmeando aquí.
-Señora, aquí no hay nada suyo. Por favor, respete nuestro duelo – le grita Emilio.
Al bajar las escaleras, la mujer resbaló con un aceite que se había regado por error. Fabiola resbaló por las escaleras pegándose en la cabeza y torciéndose el cuello al caer.

Continuará…

Texto agregado el 23-04-2022, y leído por 50 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
24-04-2022 Voy por la otra parte, saludos. ome
24-04-2022 Entretenido texto... me encantó felinadance
 
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