Como que me hace falta recordarte pero permaneces muerto,
en mi pelo espejo,
en mis ojos laberintos secos,
en mis labios una alondra sin plumas fenece.

Y en tu estampa altiva
alto tronco sin vista,
mi mente se hace arcilla,
descansas dormido bajo
los escombros de una vida.

Sí,
me hace falta reflotarte al aire
pero como todo yace
no es posible eructarte hacia
el oriente,
quizá tapiarte en los espacios de mi
pieza cuerpo,
en la sangre de mis puertos
amarrado por las sogas de mis venas tensas.

No estás,
no sé por qué, pero no estarás jamás,
en el oxígeno de mi gran nariz,
en los dientes que solo mastican
levedad.




* Es una composición antigua a la cual le tengo cariño, eran mis inicios en poesía más elaborada.