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Parecía normal, juro que parecía normal. Cuando me trasladé a otra localidad, fue la única persona que me presentaron y con la cual, trabé amistad.
Se trataba de una señora mayor, de unos sesenta años, bastante bien parecida, afable y culta.

El lugar elegido para vivir, era muy hermoso. Sus habitantes algo cerrados y poco dados a mostrar sus emociones, tal vez por ser apenas un pueblo, se decía que en el fondo los residentes sufrían de cierta baja autoestima que los hacía  reservados y un tanto callados. Además el vivir cerca de las montañas de alguna manera influía en ellos, tornándolos más taciturnos.

Como fuera, me sentía a mis anchas, ya que siempre había querido vivir en plenas sierras, a puro campo, con cascadas y ríos pequeños. La gente introvertida no me molestaba, ya que mis ocupaciones requerían de cierto espacio y silencio.

Me desenvolví bastante bien, vivía en una casita muy agradable y me afinqué como se suele decir.  Comencé a trabajar en otras áreas, diferentes a las acostumbradas, espacios relegados durante años,  que finalmente podía darles cauce y expresar con libertad.

Así transcurrieron algunos años. De a poco, fui logrando tener algunos  conocidos, pero eran amistades más superficiales.  Mi amiga, amiga de verdad, era María Eugenia.

Había sufrido bastante, eso era notorio en su actitud, en su cuerpo casi vencido, en los rasgos marcados hacia abajo de la cara, en sus gestos desanimados,  y en la falta de ilusión de sus palabras. Sin embargo, hacíamos “buenas migas”, dado que me gusta incentivar y dar aliento a las personas justamente. Tampoco significa que siempre andaba de tal humor, no, qué va, había veces en que la encontraba realmente bien y le gustaba "llevar la batuta" como se dice. Solía tener una sonrisa apagada, y un amigo que la conoció circunstancialmente, me comentó que lo impresionó como una buena persona, sólo que muy seria.

Con ella cuando tenía algo de tiempo, iba al único cine del pueblo, a pasear y a comer algo de vez en cuando. Se necesita tener al menos una amistad, eso es fundamental, ¿no les parece? Compartimos largas horas y conversamos sobre cantidad de temas diversos, como dije antes, era una mujer instruida y agradable en su trato. Siempre suave y femenina, aunque algo apocada.  Presumo que por haber pasado una infancia bastante poco feliz, con unos padres que nunca la quisieron según me comentaba. Llegaron después de la segunda guerra mundial en busca de una nueva tierra que los hiciera olvidar tanta amargura. Con seguridad habían sufrido terriblemente antes de llegar. Su madre falleció a raíz de una de esas tan crueles enfermedades, cuando ella se casó.

Mi amiga luego de soportar los malos tratos de su marido, tuvo la suerte de que desapareciera sin dejar el más mínimo rastro. Lo buscaron durante meses sin éxito. Ellos habían tenido varios hijos, que a la sazón se encontraban casados, dándole la alegría de unos nietos preciosos.

De condición media, había estado trabajando los últimos años cuando la conocí, en una parroquia, pero recientemente se había jubilado. Y ahora se encontraba en una situación que si bien no era desesperante, carecía de algunos privilegios de los que gozaba en su vida activa. Cuidaba por lo tanto, cada peso que cobraba con su jubilación. También hacía algunos pequeños trabajos extras para ayudarse, lo que motivaba mi apoyo y ternura; en fin, que se trataba de alguien que se convirtió en muy querible por mí.

¿Cómo explicar entonces lo que sentí, cuando me enteré de su secreto?

Ocurrió un día, cuando después de años, me invitó a su casa. Desde la puerta, invitándome ella a pasar, no pude avanzar hacia la sala, quedé apenas en el umbral como petrificada, no podía dar un paso más. Cuando reiteró su pedido de que pase y no me quede parada ahí, le dije:
-Pero acá alguien murió.
-Sí, respondió ella.
-Ocurre que quien haya sido, aún se encuentra en la casa, le dije con toda la piel de gallina.
Ella conocía cierta capacidad parapsicológica que tengo, por lo que al principio quedó un instante en silencio y luego naturalmente dijo:
-Eso es posible, no hagas caso y entra.
Le expliqué que no me hacía sentir bien entrar, le pedí que me disculpara y me retiré del lugar de inmediato. Más tarde quedé pensando en el motivo por el cual aún estaba ahí quien había muerto, quizás era muy apegado a su casa, o acaso (y ese pensamiento lo sentí como muy vivo), no fue de muerte natural...?

Pasó el tiempo y por ser un pueblo tan chico, las personas se conocían bastante y algo como eso, no podía durar eternamente en la oscuridad de la ignorancia. Cierto día, un amigo de ella a quien encontré por pura casualidad, me relató con lujo de detalles lo ocurrido y más tarde dijo que pobre de mí, si se enteraba que me había contado.

Me pregunté al conocer la historia, si acaso no le había dado suficientes pruebas de confianza como para que se franquee conmigo.  No pude salir de mi asombro, debo reconocer que simplemente quedé en shock, el que me duró varios días. Se me ocurrió que como buena psicópata, fingió tan pero tan bien que anuló lo que pude sentir, mi intuición, todo.

Recién hoy, luego de diez días, puedo relatar esto.

¿Cómo pensar siquiera en la posibilidad que mi amiga a la que le contaba todas mis cosas, mi amiga de varios años, mi amiga por la que sentía tanto cariño, era una criminal convicta?

Me enteré que había estado varios años en la cárcel de mujeres, y algunos más, en un Hospital Psiquiátrico.

Me enteré que había dado muerte a su madre en ese domicilio.

Que la había descuartizado y colocado en pequeños paquetes dentro del freezer grande de su apartamento.

Me enteré que de a poco también, la fue cortando en finas rebanadas para irla comiendo.

Encontré un documento de aquella época, donde cuentan que la mujer permaneció en silencio, y no se le pudo sacar palabra alguna, por lo que las autoridades pese a que un crimen tan macabro no puede ser realizado por una persona cuerda, la enviaron a la cárcel. Todos entonces supusieron que su marido había corrido igual suerte. Claro que eso jamás se pudo comprobar.

Más adelante, coincidieron que no era apta mentalmente para enfrentar y purgar la justicia tradicional, ante lo cual la mandaron directamente al manicomio.

Es evidente que hubo un acuerdo imagino casi juramentado, para que nadie de su familia y amistades me comentase ni una sola palabra del tema.
También es evidente que la parroquia la tomó como empleada, para que pudiera ganarse la vida, amén de que se sintiera útil. Imaginé que una vez pagada su deuda con la sociedad y siendo hija única, heredó la casa donde actualmente vivía.

Busqué varias causas posibles de enfermedad mental, incluso hay una bien física denominada Kuru, muy común en Nueva Guinea que se extendió más tarde por el mundo. Es causada por un prión que promueve cantidad de patologías neurodegenerativas las que fácilmente pueden llevar al canibalismo.

Sea como sea, comencé a mirarla con otros ojos haciendo lo posible para no despertar sospechas respecto a que ya estaba enterada. Dicen que los asesinos como ella, son sumamente inteligentes.

Hace instantes me acaba de llamar invitándome nuevamente a su casa para festejar la venta de mis libros, estuvo muy insistente, pero ¿quieren que les diga una cosa? con total sinceridad, no tengo muchas ganas de ir...

                                                    *****


El texto forma parte de mi serie de cuentos oscuros, y lo dedico a Ome.

Texto agregado el 26-04-2022, y leído por 256 visitantes. (18 votos)


Lectores Opinan
21-05-2022 ¡¡¡Ohhhh Delia,que bien!!!Un cuento que pone la piel de ave. ¡¡¡Terrible!!! ¿Te imaginas una persona a la que sientes buena y luego te das cuenta que es un demonio? En todo caso ella estaba demasiado enferma,necesitaba ayuda urgente... En fin siempre existe alguien que en la vida nos sorprender y no de la mejor forma. Me dejaste impresionada,sin palabras.... Un besito amiga***** Victoria 6236013
04-05-2022 Escalofriante historia muy bien narrada, llena de horror, donde su protagonista con su mente enferma pudo llegar al extremo de la maldad. Me encanto haber leido y disfrutar de tu buena pluma. Un gran abrazo! ***** Mayte2
04-05-2022 "Todos tienen algo que esconder" decía un cuentero de acá y así es. Muy buen texto, Delia. Yo no iría :) MCavalieri
02-05-2022 Cómo la dejaron suelta a tremenda loca, para no dormir en ese pueblo. Genial, muy buen cuento Jaeltete
29-04-2022 Bien se dice que "Las apariencias engañan" pero el eco de esas voces apagadas a la fuerza se hacen presentes y de alguna forma buscan justicia. Entretenido relato. Saludos, Sheisan
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