Llevaban casados ​​casi una década, no era un amor ejemplar como el de Saramago y Pilar. Vivían en la cuerda floja en busca de estabilidad económica, varios proyectos se vieron frustrados en los últimos años y sin ningún ingreso que pudiera equilibrar la vida económica de la pareja. Con el tiempo y la falta de cohesión profesional, la institución del matrimonio también se vino abajo. La separación fue natural, cuando se casaron cada uno llegó sin nada y cuando terminó la unión, los dos solo quedaron heridos.