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Siguiendo el pensamiento de algunas mujeres que edificaron la iglesia católica, aunque, para algunos la religión, solo es un medio de división o Dios es una utopía creada por el hombre.


ÁGATA

Un sepulcro en Catania, protege a su población del volcán Etna. De éste siempre se percibe su tenebrosa amenaza, por eso el velo santo de la sepultura la cobija de no ser sepultada por la lava.
Es el año inhumano 251 de nuestra era cristiana y en esta tumba yacen los restos de la que fue una hermosa y bondadosa mujer, quien padeció los abusos y la tiranía de un pensamiento desquiciado.
Ágata nació en Catania y pasó gran parte de su vida en Palermo. Siendo contemporánea de Apolonia de Alejandría (muerta en 250), se unió a ella en el martirio por la fe cristiana. El gran protagonista de la muerte de Ágata fue Quinciano, pretor de Sicilia, quien se ensañó con la joven mujer.
Sicilia para esa época, era una isla puerto y muchos navegantes del mediterráneo se congregaban en sus costas. Desde el naufragio del apóstol Pablo en Malta, la fe cristiana se difundió por el mediterráneo y con gran fuerza en Sicilia. Muchos ciudadanos entre hombres y mujeres de cualquier clase social, abrazaban la nueva religión y rechazaban la oficial, considerándola pagana. Con el edicto de Decio Trajano en 250 se recrudeció la persecución contra los adoradores de Cristo, para hacerlos desistir de la nueva fe.
Ágata era una de las tantas muchachas que tenían una belleza encantadora, casi mágica, que cautivaba con su lozanía y con su frescura y su tacto al hablar. Pero en Ágata había algo que la distanciaba de las demás bellezas de Palermo y era su entrega absoluta al amor a Cristo. Esta convicción la condenó al sufrimiento terrenal, porque ella renunció totalmente a los placeres de la carne y se hermetizó para tener una vida libre de contaminación. Desde muy niña se percató de lo cruel de las enfermedades venéreas como la gonorrea, que padecía la gente en la ciudad o en los puertos. Además sabía que en las enseñanzas antiguas, Moisés las había condenado y declarado impuro a todo aquel que se infestara, por eso rechazaba con gran fuerza la intimidad con algún hombre. Al crecer veía a las jóvenes de su edad enamorarse y contraer matrimonio para formar familias, pero para ella, ese tipo de relaciones no encajaba en su vida, más bien se dedicaba a orar por las parejas y a relacionarse con ellas, para que llevaran una vida saludable y fortificada en el amor a Cristo.
Una tarde el pretor Quinciano quedó extasiado al ver su hermosura y se enamoró perdidamente. Fue tanta la locura que no tardó en hacerle una invitación y llenarla de dádivas, las cuales ella rechazaba a todo momento. Entonces, Quinciano visitó a sus padres de ilustre linaje para pedir su mano en matrimonio, pero estos de naturaleza cristiana le manifestaron que solo lo aceptarían bajos los términos de la nueva fe. Este acontecimiento fue de gran repudio por parte de Quinciano quien juró vengarse de la ofensa y aplicó con todo el poder que se le concebía en el territorio, el cruel edicto de Decio Trajano.
Los padres de Ágata fueron declarados proscritos en un juicio manipulado por el odio y la intolerancia. Ella huyó a Catania junto con sus padres para esconderse de la persecución de los romanos. Sin embargo el panorama legal de los cristianos proscritos era complicado y no pudieron esconderse por mucho tiempo, ya que su vida estaba acostumbrada a otro tipo de comodidades y no a las pestilencias de algunas localidades suburbanas. Ágata se entregó a las autoridades romanas con el fin de salvar a sus padres de la hoguera. Fue conducida a los tribunales para ser enjuiciada por el delito de conspiración y sublevación pública en contra de la religión local. Después de muchas torturas, se le condenó por incitación a actos sexuales y promiscuidad y la pena como castigo fue, la amputación de sus senos.
En los calabozos casi fallecida y sangrante por el salvaje acto a la que fue sometida, tuvo la visita del apóstol San Pablo —No temas, que el tiempo de nuestro señor Jesucristo es perfecto. Has pasado por las pruebas más duras y los castigos más dolorosos, por los que un ser humano jamás debe pasar.
Ágata arrinconada en la humedad de los muros y estando cabizbaja, hizo un esfuerzo levantando la cerviz — ¿Quién eres?, nunca te había visto.
—Soy Pablo y he sido enviado por nuestro señor, para traerte su bendición.
—Gracias, entonces mi ruego ha sido escuchado. Mi fe permanece intacta. Los ultrajes que me han hecho no han sido por mi deseo, sino por la maldad de mis perseguidores, por su lujuria y por su odio hacia todos nosotros.
—El Cristo lo sabe y has ganado el galardón por tu virgen pensamiento y tu fe inmaculada.
— ¿Es justo que yo y mi familia hayamos padecido por tratar de mantener una vida saludable y libre de contaminación?
—No es justo, pero debes aceptar que este tiempo estaba señalado para que dejaras una huella en nuestra historia como un ejemplo a seguir.
—Entonces, ¿Dios sabía que esto me sucedería?
—Todo está escrito en tu vida y el amor y entrega a nuestro señor, será recompensada en la vida eterna.
—Si hubiera nacido fea, estuviera sana y libre para llevar las buenas nuevas a los necesitados, como lo hiciste tú, cuando estuviste vivo.
—Te equivocas.
— ¿Por qué?, es lo más evidente que hay en mi caso.
— ¿Qué has visto en las mujeres hermosas de tu tiempo?
—Algunas se casan y tienen hijos, otras tan solo por motivos que posean se dedican a la prostitución.
—Exacto, ya ves que tú haces la diferencia. No es lo mismo una mujer pecadora que una santa.
—Pero eso es, en cuanto a las que se prostituyen. Las mujeres de hogar, aman a Cristo y pueden llegar a obtener la vida eterna.
—Pero el camino es más tortuoso, deben someterse al yugo de su esposo y saben de los placeres de la carne. Siempre eso será una necesidad.
—Te entiendo Pablo. Es más fácil una carga más ligera. De lo que no conocemos no podemos sentir culpa.
—Hoy has recibido la verdad. Tu sacrificio demostrará que la santidad es un acto de voluntad o de poder mental. Tu total convencimiento es un logro que debe ser recompensado y que tu dolor tan solo fue ante los hombres la prueba de que Dios es más grande que cualquiera tiranía. Ahora quedas sana en el nombre de Jesucristo y tu cuerpo volverá a tener la energía que siempre ha tenido.
—Amén. Gracias Pablo, por sanarme. Sé, que volveré a ser castigada, pero no me importa, porque Cristo está con migo. Volverán las cadenas y hasta el fuego, pero no sucumbiré ante animales despiadados, ni ante la lascivia y menos ante las enfermedades sexuales. Seguiré siendo Ágata de Catania.


Ágata fue arrojada sobre carbón encendido. Su cuerpo fue rescatado por sus familiares y sepultado al pie del volcán Etna. Tuvo su galardón y ha sido reconocida como LA SANTA ÁGATA.

Texto agregado el 03-07-2022, y leído por 178 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
04-07-2022 2) Celebro que le escribas a Dios y esos ideales tan puros que a muchos les parecen de gente reprimida. Pocos se atreven hoy en día. Gnomo_de_concreto
04-07-2022 Me fascinó. Me movió a leer una pequeña reseña de su historia, donde habla que fue Pedro quien la consoló y no Pablo. Debe ser una licencia creativa totalmente válida. Estoy escribiendo una novela histórica y estas licencias me hacen ruido, pero es algo que con estos buenos textos iré soltando. Gnomo_de_concreto
04-07-2022 Según el razonamiento de Pablo, el que una mujer tenga una vida de pareja y por ende relaciones sexuales, es un camino más tortuoso hacia la vida eterna; por lo tanto la única forma de salvación segura es la absoluta castidad. ¿Dónde queda el amor emocional, sexual, filial entre el hombre y la mujer? Gatocteles
04-07-2022 La Santa Ágata…Desconocía su vida. Siempre me han parecido seres tan devotos, tan entregados al amor hacia lo Supremo que cualquier sacrificio lo aceptan con gozo si es para el Creador. Gracias querido Azariel por darnos a conocer esta Santa. MujerDiosa
03-07-2022 Un texto triste por el destino tan cruel de esta Santa. Solo seres excepcionales pueden perseverar en el amor a Cristo, con tal convicción como lo hizo ella. Buen cuento. maparo55
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