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Eugenia

A pesar de ser una muchacha grande, Eugenia era acompañada por su padre todos los días a tomar el ómnibus que la llevaba hasta la facultad de veterinaria, donde estudiaba. Ella nunca se quejó, veía cómo sus compañeras eran más independientes que ella, pero esto no le importaba, estaba muy unida a su padre y ver cómo la protegía era lo más lindo que podía sucederle.
Es cierto que vivía muy lejos de la capital, tenía más de una hora de viaje y debía salir muy temprano de su casa, casi de noche para llegar a tiempo a sus clases y la verdad era que la zona donde vivía era muy descampada y atravesarla sola daba un poco de miedo más aún en esta época donde no hay lugar seguro para nadie y eso lo entendía muy bien su padre.
Cinco días a la semana la misma rutina, en invierno era cruel, pero si quería llegar a ser doctora de animales, no había otra cosa que hacer más que seguir con su propósito.
Era viernes, una mañana muy fría, en pleno invierno cuando su padre comenzó a toser mucho, todos supusieron que se había resfriado, aunque él no le daba importancia y de cualquier manera se levantó a pesar de las protestas de su hija y de su esposa, la madre de Eugenia y acompañó a su hija hasta la parada.
Al llegar Eugenia le pidió que no se quedara a esperar el ómnibus ya que éste vendría en pocos minutos y fue así que Miguel, su padre al no sentirse bien decidió volver no sin antes darle las recomendaciones de siempre que hacían sonreír a Eugenia pues se consideraba lo bastante adulta como para saber distinguir lo bueno de lo malo.
Al llegar a la facultad, sintió sonar su celular, era su madre preguntándole qué había pasado que Miguel no había regresado aún, quería saber si le había comentado si iba a algún lugar sin que ella supiera, a lo que la muchacha contestó que no, simplemente no estaba muy bien y volvió a la casa unos minutos antes.
Margarita, la madre de la chica se preocupó y llamó a su hermana que vivía muy cerca de su casa y a veces Miguel solía pasar por allí a charlar con su cuñado, pero ellos tampoco lo habían visto, lo siguiente fue salir a buscarlo, algunos vecinos, amigos la acompañaron hasta que al no saber nada de su marido y no recibir respuesta del celular de él, decidió ir a la comisaría del pueblo donde todos se conocían.
Nadie lo había visto y como todos son amigos en ese pueblo, no tuvo que esperar, Margarita a que pasaran las cuarenta y ocho horas de desaparecido para que salieran todos a buscarlo, el pueblo era chico y en poco más de una hora lo habían recorrido todo sin encontrar ni rastros de él.
Muy nerviosa Margarita llamó a su hija para decirle lo que estaba sucediendo, pero la chica ya se encontraba muy cerca, había decidido volver a su casa por si su padre no se encontraba bien, siempre pensando que ya había aparecido.
La angustia se apoderó de Eugenia pensando lo peor y corrió hasta su casa, allí no había ni rastro de su padre.
Al poco rato todo el pueblo buscaba a Miguel, el hombre se había criado en ese mismo lugar y era el maestro más querido de la escuela donde daba clases de inglés tres veces por semana sin ni siquiera cobrar ya que estaba jubilado y según él, otros necesitaban más que él, además los alumnos necesitaban aprender idiomas y todo lo bueno que les enseñaran para poder salir adelante cuando fueran mayores.
Tres horas después unos muchachos que recorrían un baldío lo encontraron, Miguel estaba casi muerto, le habían robado la billetera y el celular, también los zapatos y la campera, lo habían golpeado en la cabeza dejándolo casi muerto.
Al llegar la policía no podía creer lo que había sucedido, era difícil imaginar quién o quiénes habían hecho algo tan horrible a un ser tan bueno y querido.
Eugenia se culpaba por haber permitido que su padre la acompañara no sintiéndose bien, lo mismo Margarita y entre sollozos y abrazos acompañaban a Miguel en el sanatorio donde lo habían llevado y donde falleció.
El tiempo fue pasando y nadie aparecía como culpable, Eugenia había dejado de ir a la facultad hasta que un profesor que la conocía muy bien y la admiraba por ser tan buena estudiante, fue a su casa a rogarle que volviera, que pronto serían los exámenes y ella tenía que homenajear a su padre con el título que, aunque no se lo devolvería, podría estar segura de que él estaría muy contento donde estuviera y además que no fuera en vano el sacrificio de tantos años de estudio.
Margarita le pidió a su hija que hiciera lo que le pedía el profesor que le prometió ir a buscarla todos los días con su auto ya que vivía relativamente cerca y debía pasar por su casa para ir a la facultad.
Así fue que Eugenia retomó las clases y se recibió muy pronto. Estaba contenta y triste a la vez, sus lágrimas no eran sólo por haber llegado, se sentía muy sola, la vida sin su padre no era la misma, él le había enseñado más que cualquier padre, con su amor y su fe y a pesar de tener a su madre y de quererla, el vínculo con su padre era distinto, los dos se entendían casi sin hablar y ahora no sabía qué hacer ni con quién hablar para contarle sus penas.
Al terminar la facultad Eugenia comenzó a buscar empleo en alguna veterinaria, pero en un pueblo tan chico apenas había una y sin vacantes, entonces su amigo el profesor le preguntó si le agradaría ser su ayudante dando clases en la facultad, el sueldo no era muy elevado, pero para empezar quizá le vendría bien ya que adquiriría mucha práctica y eso con animales era lo mismo que con las personas.
Eugenia se lo comentó a su madre y de común acuerdo invitó a su antiguo profesor a cenar una noche en su casa para hablar sobre el empleo.
Víctor, el antiguo profesor aceptó y fue a cenar con las dos mujeres llevando un gran ramo de flores que le entregó, no a Eugenia sino a su madre.
La muchacha se sonrió, pero le pareció muy adecuado el gesto del hombre.
Desde ese día, fueron muchas las visitas a la casa por parte de Víctor, Eugenia se sentía extrañada, ella no era una niña, pero tampoco tan mayor como para que el profesor la pretendiera y eso le llamó la atención, veía que no era a ella a quién quería ver el profesor, un hombre de la edad de su madre que la miraba de una manera muy extraña. Hasta que se dio cuenta, el hombre se había enamorado de su madre, una mujer muy culta y además bonita todavía.
Al principio se lo comentó a su madre y ésta le contestó que no fuera mal pensada, él jamás se fijaría en ella.
Pero, todo sucedió más rápido de lo que imaginaba, una tarde los vio juntos y lo que vio le desagradó, Víctor estaba besando a su madre en la cocina y cuando ella entró el hombre se apartó y le dio las gracias a Margarita por haberle sacado algo imaginario que tenía en uno de sus ojos.
Al retirarse la muchacha encara a su madre diciéndole que aún no hacía un año que su padre había muerto y que ella ya estaba besando a otro hombre.
Margarita quiso por todos los medios desmentir lo que había dicho su hija y diciéndole que eran inventos suyos, se retiró enfadada.
Esa noche Eugenia se durmió muy triste y al hacerlo tuvo una visión que la llenó de horror, veía a su padre mostrándole la caja fuerte de la casa donde se guardaban los papeles importantes y entre ellos una póliza de seguro por mucho dinero a favor de su madre.
Al día siguiente, era domingo y su madre iba a misa, ella fue directamente hacia la pequeña caja fuerte y lo que encontró fue mucho más doloroso, una póliza de seguro tal cual lo viera en su sueño, cobrada desde hacía varios meses de la cual jamás se hubiera enterado, ella no acostumbraba a revisar las cosas de su madre. Eugenia comenzó a atar cabos, su madre nunca había estado enamorada de su padre, pero él era una persona muy respetada por todos y además no le faltaba nada, sabía que siempre tendría todo lo que quisiera estando con él. Se imaginaba la conversación entre sus padres respecto al seguro de vida, él querría que ambas tuvieran ese seguro por si algo le ocurría a él lo que no podía saber era que ella, su hija no había cobrado ni un centésimo de ese seguro, su madre y su amante, ahora se daba cuenta, lo estarían gastando entre los dos.
Eugenia no era tonta y comenzó a pensar que su padre había sido asesinado por el profesor y con todo lo que sabía se dirigió a la comisaría, el comisario, amigo del padre, la hizo pasar y la escuchó como si fuera su propio padre a pesar de ser muy joven. Le prometió investigar sin que nadie supiera absolutamente nada y le propuso que ella siguiera su vida sin levantar sospechas.
Eugenia comprendió muy bien lo que le decía el comisario y por unos días siguió su vida como si nada hubiera pasado hasta que recibió la llamada del comisario pidiéndole que pasara por la comisaría que le tenía noticias y que no dijera ni comentara nada a nadie.
Eugenia ya en la comisaría no podía creer lo que veía, el comisario le mostraba en la computadora, fotografías de un hombre, supuestamente veterinario que había estafado a varias mujeres y se lo buscaba en todo el país, aunque había cambiado considerablemente su aspecto, la muchacha lo reconoció de inmediato. Víctor no sólo era un delincuente común, sino que se sospechaba de que había matado a su esposa, aunque esto nunca se pudo probar.
Esa misma tarde el comisario detenía a Víctor que con todas las pruebas en su contra, confesó que todo lo había planeado Margarita y que el dinero del seguro aún estaba en el banco porque necesitaba la firma de Eugenia ya que había sido hecho para madre e hija y al ser mayor tenía que tener el consentimiento de ella para poder cobrarlo. Margarita fue detenida también y aunque al principio lo negó, el tiempo y las pruebas se encargaron de demostrar lo contrario. El reloj de Miguel fue encontrado en la casa de Víctor.
Hoy Eugenia es una excelente veterinaria y se rumorea por el pueblo que el joven comisario y ella son grandes amigos… Eugenia sueña muy seguido con su padre y aunque parezca mentira a pesar de no verlo, sabe que por siempre estará protegiéndola como lo había hecho en vida.

Omenia 5/7/2022







Texto agregado el 06-07-2022, y leído por 143 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
07-07-2022 La pasión es el motivo para ejecutar conductas aberrantes. Un cuento policial bien contado querida amiga. Abrazo y rosas. sendero
07-07-2022 Sin ir más lejos, quise ver si lo que decía Azariel lo ponía él mismo en práctica o no. Subió un cuento muy cerca del tuyo. Fijáte cómo hace porque así, es más llevadero. Un beso muy dulce para vos. MujerDiosa
07-07-2022 Nunca hubiese imaginado quiénes eran los culpables. Bien interesante todo, me gustó mucho. Sólo que lo que comenta Azariel es cierto; cuando tengo un cuento tan largo le hago espacios, o lo subo en dos veces. Tenés una imaginación prodigiosa Ome querida. MujerDiosa
06-07-2022 Escribo en el celular y se me escapó. Prosigo comentando que incluso está la posibilidad de un romance para matizar tanta tragedia. Un abrazo, amiga. Guidos
06-07-2022 Un relato policial que mantiene el interés hasta el final. Manejas y dosificas las situaciones para culminar con un final que satisface porque hay justicia y consuelo para esa hija e incluso l Guidos
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