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Somos una familia parte 8

Alex tuvo que regresar a terapia con la intención de que nada de lo que vio le afectara.

Los que pronto necesitaría terapia serían Israel, Francis y Oscar. Todo iba bien hasta que conocieron al doctor Héctor Medina.
Llegó el quinto semestre, a los tres amigos se les borró la sonrisa el día que Medina entró por la puerta del salón. Sería el último semestre en la escuela antes de poder ingresar al ciclo clínico.
Los tres jóvenes estaban dentro del salón, conversaban sobre todo lo que había pasado con la maestra de Alex. El médico entró y cerró la puerta. Algunos alumnos estaban afuera, entraron y Medina les indicó que salieran del salón.
De inmediato pasó lista y realizó un examen de conocimientos sobre farmacología. Los pocos alumnos que estaban en el grupo se sorprendieron. Sacaron una hoja de su cuaderno y comenzaron con las preguntas.
Israel se tomó la molestia de revisar algunas cosas de sus nuevas materias y recordó algunos conceptos.
Todos entregaron sus exámenes y la clase comenzó.
-Buenos días. Me llamo Héctor Medina. Soy neumólogo jefe del departamento de medicina familiar en la consulta externa del Hospital Oriente. Como vieron, cuando yo pongo un pie en el salón ya nadie más entra. Por supuesto que el examen que me entregan tiene valor en la escala de evaluación. Les advierto, conmigo es muy difícil acreditar la materia. Me fascina reprobar gente. Así que, bienvenidos a farmacología.
Los alumnos estaban preparados, tenían los conocimientos y habían tenido maestros excelentes, pero nada los había preparado para la maldad de Medina.
Héctor solicitó la lectura de seis artículos, todos con resumen ejecutivo en hojas blancas por los dos lados, trece cuartillas mínimo por artículo, a mano.
Al médico no le gustaban las quejas y si escuchaba algo extraño en clase, dejaba más tarea. Los tres jóvenes ponían todo de su parte, pero para el médico nada era suficiente.
Todos los días de clase, los alumnos estaban dentro del salón, no querían quedarse afuera sin la correspondiente clase de farmacología.

El que también estaba pasando por momentos difíciles era Emilio. En la universidad ingresó sus papeles para el servicio social. De una empresa llamada “intercomunicaciones” le llamaron. Tenía que presentarse con los papeles que le solicitaban a una cita. Nervioso, llegó a la hora solicitada. Con un traje en color negro y un portafolios que le había regalado Nuria.
La jefa de recursos humanos estaba sentada detrás del escritorio. Una oficina demasiado elegante.
-Adelante, tome asiento – le solicitó la secretaria.
Emilio se sentó en una silla a esperar. Una mujer muy guapa entró a la oficina. Portaba un traje sastre en color azul marino y traía el curriculum de Emilio en la mano.
-Emilio ¿Cómo estás?
- ¿Isabela?
Emilio se sorprendió de ver a una de sus compañeras de carrera cuando recién entró a la universidad.
- ¿Eres Isabela? La del salón, la que casi no hablaba.
-Esa soy yo.

Continuará…

Texto agregado el 10-07-2022, y leído por 45 visitantes. (0 votos)


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