Le tengo miedo al hombre
que esconde la mirada.
Oculta en sus ojos
las malas intenciones
no descifradas.


Le tengo miedo al hombre
que se encuentra al acecho.
Escudriña entre la multitud
de la manada, el desecho,
buscando las debilidades
para arrastrarlas a su lecho.


Le tengo miedo al hombre
que se apresta a saltar encima.
Ruge como bestia violenta,
para hacernos su víctima,
para robarnos la seguridad.


Le tengo miedo al hombre
que clava su mirada fría,
en la intimidad
de nuestras alegrías.
Nada tiene que perder
en su vida vacía.


Le tengo miedo al hombre
que vocifera con descaro.
Porque busca sediento
con quien liberar su enfado.
Adormecer sus frustraciones,
someter al asustado.
Le tengo miedo al hombre,
porque le es fácil ser malvado.