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ALFIL TRAIDOR



Las ejecuciones del alfil blanco y de la torre negra contaron con la presencia no solo de los sobrevivientes de ambos bandos, sino también de otras delegaciones ajedrecísticas que llegaron de todas partes del mundo para brindar respaldo moral al castigo que merece todo villano.

Sucedió que los condenados habían despertado sospechas debido a sus movimientos sutilmente sincronizados durante el combate. Tan pronto como terminó ella, el rey blanco ordenó una investigación exhaustiva para encontrar la causa de la inesperada derrota de su escuadra. El rey negro fue hidalgo en apoyarlo, ya que no estaba del todo satisfecho con la rara victoria que habían logrado sus huestes. Coincidía con su homólogo en que todas las batallas debían ganarse en forma justa y transparente.

Horas más tarde, se descubrió la verdad del asunto: ellos planearon una cobarde traición. Ambos fueron arrestados inmediatamente y sometidos a un implacable juicio.

El alfil fue sentenciado a la horca por traicionar a su reina, quien murió en una cruel emboscada, y la torre, a la guillotina, por sobornar al miserable felón con sucias monedas de plata.

Tras un breve y solemne discurso del rey blanco, en el que destacó los valores y virtudes de la lealtad, los dos prisioneros fueron llevados a un parque para ser ajusticiados, caminando con la cabeza gacha y aturdidos por los estruendosos abucheos de sus propios compañeros de armas.

Ante un acto tan vil como la traición, no había lugar para concesiones. Así lo entendieron los dos reyes, que se mantuvieron firmes en no concederles ningún último deseo.

Entonces, en medio de la multitud enfurecida que gritaba al unísono: ¡”Así mueren los traidores”!, un peón blanco, que fungía de verdugo, activó la afilada máquina y la cabeza de la torre negra cayó estrepitosamente entre un grupo de ardillas curiosas que huyeron aterrorizadas con las colas manchadas de sangre.

Poco después, las treinta monedas de la traición fueron arrojadas por el verdugo al rostro del alfil blanco moribundo, que intentó en vano (con los ojos horrorizados) librarse de la soga que acabó estrangulándolo.







Texto agregado el 16-02-2023, y leído por 360 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
19-02-2023 Concuerdo con Cafeina, me parece que está demás, no ayuda al cuento. Abrazo y a seguir picando piedra. sendero
16-02-2023 iba bien hasta la mención de Jesús, traída de los pelos, extrapolada y carente de sentido en este relato cafeina
 
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