| Tú especialmente decantas mi tiempo y espacio
 en algarabía infinita.
 
 Esparces la oscuridad
 y luego la iluminas
 como una reina maldita.
 
 Lamida por la lengua más grande,
 la de tu universo latente,
 y el faro te deja ver,
 la joya sumergida en el misterioso mar,
 tus manos no logran alcanzar,
 el preciado tesoro.
 
 Cosita veloz en el bosque,
 alimaña descarada,
 llueve la sangre que desborda tu osadía,
 en este mar rojo de inquietante pasión,
 lanza una gota a la flor que nadie se atrevió a regar,
 se marchita en soledad, lentamente bajo el manto crepuscular,
 y buscas sin encontrar los restos benevolentes de la caridad,
 si el cielo azota tu alma del hambre mas voraz,
 y el templo para ti es profano,
 el infierno parece darte una mano,
 y con la sangre que drenas,
 la inevitable mordida es un placer.
 
 Levitas en la constelación
 de los símbolos arcanos,
 sobrevuelas la tierra,
 como un satélite alado.
 
 Las criaturas del clan
 saben jugar en el parque de la infelicidad,
 el amor infinito
 es una estrella que no se puede apagar.
 
 La luna es bombardeada y derretida,
 me gustaría se te caiga encima,
 no te rindas, bebe más,
 esquiva los misiles
 que la vida tiene para dar.
 
 Hermana de pies doloridos,
 la cruz no es tu sepulcro,
 no debes lamentar la luz del sol,
 los crueles humanos también son asustados.
 
 Come de la cabeza
 que tocas con fervor,
 en este festín,
 de carne y energía,
 abre tus fauces y
 que el mundo ceda a la voluntad
 de tu hipnosis.
 
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