Aspectos filosóficos y científicos de la flatulencia.
Jober Rocha

Al igual que muchos de nuestros políticos y algunas autoridades que permanecen en el poder, la flatulencia, que todos conocemos y sólo llamamos por su apodo, nunca se muestra ni de derechas ni de izquierdas. Siempre está en el centro. Incluso si tiene alguna ideología, nunca la demuestra públicamente y prefiere quedarse en silencio en el intestino esperando el momento adecuado para aparecer triunfalmente.
El gas intestinal, conocido como flatulencia, como nos dice la Medicina, está formado por el aire que ha sido deglutido y está contenido en el esófago y el estómago, no habiendo sido liberado por la boca y se produce por fermentación intestinal. Se caracteriza por la liberación, voluntaria o no, de gas contenido en la porción final del intestino. Resulta, en parte, del exceso de fibra, de carbohidratos no digeridos por el estómago, de carnes y de alimentos muy ricos en proteínas. Otros factores como la genética y la mala alimentación también pueden provocar flatulencias.
Aunque cuando aún atrapado dentro del intestino se mueve de izquierda a derecha y viceversa, cuando decide posicionarse su tendencia es siempre hacia el centro.
Al igual que la ojiva de un cartucho de arma de fuego, cuando su espoleta es detonada por el percutor, explota y enciende la pólvora contenida en el cartucho, nada más es capaz de detenerla. Si no sale por el orificio del cañón, explotará y dañará el arma. Por este motivo, nunca debemos impedir la liberación de flatulencias que ya han sido detonadas, so pena de dañar el intestino, el cañón por el que, como el citado cartucho, gana velocidad para llegar a unas fosas nasales situadas a decenas de metros de distancia de la boca de la pipa...
Siempre he oído que los gases, al ser más ligeros que el aire, al liberarse se elevaban hacia el cielo; sin embargo, creo que estos gases intestinales son más pesados o pesan lo mismo que el aire, ya que siempre quedan al nivel de las narices de quienes se encuentran cerca del punto donde ocurrió el incidente.
A la flatulencia, porque su ideología es liberal (le gusta la libertad, no obedece a nadie ni a ninguna ley humana, excepto las leyes de la Naturaleza), hace lo que quiere, cuando quiere.
Prefiere ocasiones inusuales para mostrarse en público, en particular ascensores llenos de gente, ambientes cerrados y sin ventilación, etc. Provoca malestar entre los izquierdistas y derechistas presentes en el lugar. A veces entra en conflicto con otras flatulencias en el mismo entorno. En estas ocasiones he visto personas desmayarse por contener la respiración durante varios minutos.
Sus productores pueden estar ideológicamente separados; pero, cuando dos flatulencias se encuentran, parecen compartir los mismos intereses y, como dos amigos que no se ven desde hace mucho tiempo, pasan varios minutos, uno al lado del otro, interactuando en medio del público.
A ellos, como a los antiguos emperadores y monarcas, les gusta anunciarse, cuando llegan a cualquier ambiente, con un sonido característico, como el de un instrumento musical de viento; aunque, sus productores siempre piensan en dejarlos ir de forma velada y sin llamar la atención, hecho que rara vez ocurre.
En la Edad Media, antes de los bailes en los palacios, las jóvenes y matronas de la nobleza se hacían enemas con perfumes, para que sus flatulencias, en presencia del rey, la reina, los príncipes y otros nobles, salieran fragantes y no malolientes.
En muchas ocasiones, autoridades de los tres poderes de la república han experimentado grandes bochornos al intentar desahogar discretamente sus flatulencias en ambientes como la Cámara, el Senado, tribunales, auditorios, recepciones, etc. Resulta que lo que imaginaban como una simple flatulencia era mucho más de lo que pensaban. Fueron verdaderos tsunamis de la materia que produce las flatulencias. Lo peor es que no es posible hacer previamente una pequeña prueba que confirme si se trata o no de flatulencia. Hay que jugar con suerte. Si no, tener siempre otros pantalones a mano.