El Olimpo de ayer y los Olimpos de hoy
Jober Rocha

El Monte Olimpo es la montaña más alta de Grecia, con 2.918 metros de altura. Se encuentra situada en la región de Tesalia, al norte del país. En la mitología griega, el Olimpo era el hogar de los doce dioses olímpicos, los principales dioses del panteón griego.
Los griegos creían que el Olimpo era un lugar de belleza y armonía, una mansión de cristales donde los dioses vivían en paz y prosperidad. La montaña estaba rodeada de nubes y niebla, lo que la convertía en un sitio misterioso, inaccesible para los mortales.
Fue descrita como una acrópolis situada en la cima de una colina, con un magnífico complejo de enormes palacios con columnas blancas y doradas.
Las puertas de esta fortaleza, también de oro, estaban custodiadas por las tres Horas, hijas de Zeus y Temis, que personificaban el orden del mundo. El complejo contenía palacios de bronce aún más pequeños, así como pequeños edificios de piedra y establos.
El dios principal del Olimpo era Zeus, el rey de los dioses. Zeus era conocido por su fuerza, poder y justicia. Estaba casado con Hera, su hermana, reina de los dioses. Otros dioses que habitaron el Olimpo fueron Poseidón, el dios del mar; Hades, el dios del inframundo; Atenea, la diosa de la sabiduría; Apolo, el dios de la música y la poesía; Artemisa, la diosa de la caza; Ares, el dios de la guerra; Afrodita, la diosa del amor; Hermes, el dios del mensaje; Hefesto, el dios del fuego; y Deméter, la diosa de la agricultura.
El Olimpo era un lugar de constantes fiestas y celebraciones. Los dioses se reunían para banquetes, bailes y juegos. Allí también recibieron a los mortales que eran considerados dignos de su presencia.
Otro ambiente importante, descrito en citas antiguas, era el salón de baile donde se desarrollaban los grandes banquetes y las diversas historias que se registraban sobre ellos.
También existía un lugar situado en lo alto del palacio con una amplia visión del terreno, donde los dioses observaban lo que sucedía con los humanos, como sus avances y retrocesos, además de los grandes hitos materiales e intelectuales, construcciones significativas, etc. y todos estos eventos eran notados por ellos.
Los Olimpos de hoy, bajo el patrocinio del Nuevo Orden Mundial, están ubicados en las principales capitales de los principales países del mundo.
Son edificios por donde los hombres más poderosos del planeta pasean con sus capas negras, rodeados de sus asesores y guardaespaldas, discutiendo entre ellos temas importantes para ellos y sus grupos políticos; pero, sin importancia para las poblaciones de los países en los que viven.
Al igual que antes en el Olimpo, existen jerarquías de poder entre los dioses de hoy: algunos gobiernan más y otros menos.
El caso es que los entornos en los que viven son algunos de los más lujosos del planeta, financiados con recursos de los simples mortales que viven en las afueras. En los banquetes, fiestas y recepciones que se realizan a diario, en conmemoración de hechos que carecen de importancia para quienes pagan por ellos, se sirven los más sabrosos y caros de los finos manjares que los nuevos dioses están acostumbrados a comer en su vida diaria.
Los carruajes alados que antaño transportaban a los dioses del Olimpo se han convertido ahora en potentes vehículos blindados, con aire acondicionado, bar, seguridad privada y conductor.
Los dioses antiguos eran inmunes a las enfermedades humanas. Los actuales, sin embargo, con los planes de salud de última generación que tienen, pagados por los ciudadanos de sus países y que permiten el tratamiento de cualquier enfermedad en los mejores hospitales del planeta, también tienen la misma inmunidad que Esos viejos dioses griegos.
Los antiguos dioses griegos vivían en palacios que ciertamente tenían menos comodidades que los que actualmente habitan los nuevos dioses en las principales capitales del mundo.
Cualquier palacio como los de hoy, financiado por los contribuyentes y habitado por el dios del momento, tiene más comodidades y comodidades que el palacio griego más rico de la antigüedad, donde vivía algún dios original y no un dios falso como cualquier otro de los actuales.
Ayer el Olimpo era único; hoy, sin embargo, el Olimpo se ha reproducido en todas partes. ¿A quién no le gusta poder mandar, disfrutar de lo bueno y lo mejor de la vida humana, tener una posición de por vida, poder emplear a amigos y familiares, conseguir todo lo que desea?
La única diferencia es que los dioses de antaño nacieron dioses y los dioses de hoy son simplemente el resultado de sinecuras y nepotismo.