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Cuando Julio se fue a dormir nunca sospechó lo que iba a soñar esa noche, nadie lo sabe es muchas veces es un misterioso estreno. En la habitación de ese motel en la ruta a Julio le costaba conciliar el sueño; daba vueltas y vueltas, se revolvía entre las mantas; son esas noches que se vuelven eternas y el reloj parecía detenido, aunque el tiempo estaba como congelado Julio se maldecía así mismo por tomar más de 4 latas de energizante, le estaba pasando la cuenta.
Mirando al techo de la habitación no supo cuando se durmió, ahora su mente empezaba la aventura de cada sueño, la mayor parte de sus visiones en cada sueño lo dejaban aturdido al día siguiente porque se despertaba con la sensación que eran una real vivencia, el recuerdo de un momento vivido, con sensaciones de olores, sonidos incluso sabores que pasaron por sus sueños pero que Julio era consciente que solo lo había soñado.
Aquella noche en el motel, en su sueño él aparecía parado en el pasillo que conducía a su habitación, estaba ahí mirando hasta el fondo de ese corredor con puertas a cada lado, miraba adelante, fijándose en la puerta de salida, todo eso se veía y sentía normal, solo que al dar cada paso hacia su habitación veía que aquella puerta al fondo del pasillo se iba alejando, cada paso hacia que se alejara más y más; Julio empezó a apurar los pasos y el fondo del corredor era más lejano, tan lejano que esa puerta final se veía cada vez más pequeña y oscura.
En su camino ya desesperado escucha el golpe de una puerta cerrándose con fuerza, unas risas hilarantes de mujeres que conversaban le hacen girar en sentido contrario, las escucha, pero no entendía que decían, apenas pudo captar que estas voces decían: -la puerta, sal por la puerta- Julio desconcertado miro a la puerta al final del pasillo y ahora empezó a correr hacia ella. No sabía porque lo hacía, pero algo le advertía que tenia que salir de ese pasillo; como no tenia como llegar a esa puerta al final del corredor, atino por tratar de abrir las otras puertas a cada lado del pasillo, ninguna se abría, jalaba las perillas una a una con desesperación y no podía abrir ninguna; la angustia era tal que el sudor le chorreaba por la cara, su corazón latía con frenesí, ya estaba el borde de una ataque de pánico, era ese terror que solo se siente cuando sabes que tu vida te será arrebatada y no puedes hacer nada.
Julio en un ultimo intento lanza un grito desgarrador, ese grito de impotencia y dolor, de miedo y frustración, alaridos que solo los indefensos exhalan cuando su depredador ya esta encima de ellos.
Tal grito le hace ver su realidad. Estaba en la camilla de un hospital; Julio entro como todos los pacientes por el pasillo que lleva a la sala de emergencias y lo estaban preparando para un lavado gástrico dada su intoxicación por la bebida energizante de fecha expirada. Las enfermeras reían entre ellas por los últimos chismes de los amoríos con los doctores; desde la sala de emergencias pudo ver un largo pasillo con puertas a ambos lados, y escucho a una enfermera que le decía a un joven desorientado, -la puerta, sal por esa puerta.
Mirando al techo de la habitación del hospital juro por todo lo sagrado que nunca, nunca mas tomaría bebidas energizantes.

Texto agregado el 09-11-2023, y leído por 56 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
10-11-2023 Es muy buena tu narrativa y se lo desesperante que es. yosoyasi
10-11-2023 tienes buen relato, me entretuve leyendo saludos alejandroeder
 
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