El pueblo brasileño frente al Islam y al comunismo
Jober Rocha

Innumerables personas en nuestro país y en el extranjero trabajan para establecer aquí un nuevo tipo de gobierno y una nueva religión oficial. Estos son el régimen comunista y la religión islámica.
Ambos se caracterizan por sus duras posturas respecto de la vida social, la religión, la política, la economía y las fuerzas armadas.
Nuestro pueblo, por sus orígenes, su mestizaje, su idiosincrasia, su cultura e historia, bajo mi punto de vista, ciertamente nunca se adaptaría a ambas.
Incluso puede ser que, ideológicamente, muchos de nosotros los defendamos por lo que vemos como meritorio en ellos; Sin embargo, una cosa es analizarlos teóricamente y otra, bien distinta, vivirlos en la práctica diaria.
Los habitantes de los países islámicos y de los países comunistas, cuando por alguna razón se ven obligados a abandonar sus países, no emigran a los países comunistas ni a los países islámicos, sino que se dirigen a países capitalistas, democráticos y cristianos o protestantes, para reiniciar sus vidas. .
Lo que aprendieron durante su vida los marcó de tal manera que en los nuevos países donde recibieron refugio buscaron implementar sus propias formas de vida, en lugar de adaptarse a las costumbres y leyes de los países que les dieron asilo.
Nosotros, que vivimos en un país cuyo sistema de gobierno es híbrido, capitalista en muchas cosas y comunista en otras; además de tener seguidores de todas las religiones existentes en el planeta, ejercidas libremente aquí, nos resultaría difícil adaptarnos al comunismo como forma de gobierno y al Islam como religión oficial.
¿Imagínese tener que abandonar nuestro 'estilo brasileño' debido a la austeridad del Islam y el rigor de la dictadura unipartidista que a menudo quita los derechos de los ciudadanos?
¿Imagínese acabar con el carnaval por motivos ideológicos y religiosos?
¿Imagínese prohibir el consumo de bebidas alcohólicas y comer carne de cerdo por motivos religiosos?
¿Imagínese prohibir a la gente apostar en loterías? ¿Las mujeres de conducir vehículos? ¿De usar minifaldas? ¿Personas casadas de tener relaciones extramatrimoniales, bajo pena muerte por lapidación?
Imagínese que ya no se considere el mérito para el nombramiento o ascenso en cargos públicos y privados; pero, que el criterio principal para ello es la pertenencia al partido único o alguna sinecura o nepotismo?
¿Imagínese prohibir el tráfico de drogas por motivos religiosos? ¿Se acabar con la prostitución?
Nuestro pueblo no podría vivir en un país como ese. Pronto se rebelaría y daría un golpe de estado.
Los brasileños, en mi opinión, estamos más a favor del anarquismo, una ideología política que defiende la ausencia de gobierno, el fin del Estado y de cualquier autoridad. Sus orígenes se encuentran en las ideas ilustradas de Rousseau y el socialismo de Marx y Engels.
Los anarquistas creen que el Estado es una institución opresiva, que limita la libertad individual y promueve la desigualdad social. Sostienen que la sociedad debe organizarse de forma descentralizada, basada en la autogestión y la cooperación.
El anarquismo es una ideología compleja, con diferentes corrientes y perspectivas; sin embargo, todos los anarquistas comparten los siguientes principios básicos:
Oposición al Estado: Los anarquistas creen que el Estado es una institución opresiva que limita la libertad individual y promueve la desigualdad social.
Autogestión: los anarquistas sostienen que la sociedad debe organizarse de forma descentralizada, basada en la autogestión y la cooperación.
Libertad individual: Los anarquistas creen que la libertad individual es un derecho fundamental, que debe defenderse a toda costa.
Igualdad social: los anarquistas creen que la sociedad debe organizarse por igual, sin que existan clases sociales.
La anarquía es una forma de gobierno que nunca se ha implementado plenamente en la práctica. Sin embargo, hay varios ejemplos de comunidades anarquistas que han existido a lo largo de la historia, como la Comuna de París, la Revolución Española y la Colonia Libertaria en Brasil. Fíjese bien cuando digo que el anarquismo está en la naturaleza de nuestro pueblo: una de las primeras experiencias para su implementación en todo el planeta tuvo lugar aquí, durante la Primera República (1889 – 1930) y coincidiendo con la inmigración europea al país.
No se debe confundir el anarquismo con la anarquía, que se entiende como la falta de autoridad, el desorden, el caos, la confusión.
El anarquismo tiene críticos y defensores, cada uno con sus propios argumentos. Sin embargo, todavía es demasiado pronto para decir si la anarquía es una forma viable de gobierno. Sin embargo, es importante considerar los argumentos a favor y en contra de la anarquía, ya que es una ideología política que tiene el potencial de transformar significativamente la sociedad.
Aunque está presente en la naturaleza de nuestro pueblo y hace que nuestra pseudodemocracia siga llamándose democracia, nuestros líderes no tienen la fuerza necesaria para implementar el comunismo 'Manu Militari' en nuestro país. Por lo tanto, continuamos con este sistema híbrido de capitalismo y comunismo y las religiones cristiana, protestante, budista, hindú, candomblé, umbanda y espiritismo conviviendo en cierta armonía.
Entonces, amigos míos, no se preocupen. Nuestro pueblo no está preparado para vivir en un régimen muy duro que prohíba sus tradiciones populares, sus hábitos de vida y sus creencias religiosas. Nuestros líderes lo saben de esto...