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Jóvenes occidentales frente a jóvenes orientales y jóvenes desarrollados frente a jóvenes subdesarrollados: ¿quiénes estarán más preparados para los desafíos futuros?
Jober Rocha
La respuesta a esta pregunta dependerá de cómo definamos los “desafíos futuros”. Si nos referimos a los desafíos tecnológicos, como la inteligencia artificial, la robótica y la automatización, entonces la juventud occidental puede estar en ventaja. Esto se debe a que los países occidentales son los principales centros de innovación tecnológica y los jóvenes occidentales tienen un mayor acceso a la educación y la tecnología.
Sin embargo, si nos referimos a desafíos sociales como el cambio climático, la desigualdad y la inestabilidad política, entonces la juventud oriental puede estar en ventaja. Esto se debe a que los países del Este están más preparados para afrontar estos desafíos. Por ejemplo, China está invirtiendo masivamente en energía renovable e infraestructura para combatir el cambio climático.
A continuación se presentan algunos factores que pueden influir en la preparación de la juventud occidental y oriental para los desafíos futuros.
Juventud occidental: acceso a la educación y la tecnología; Cultura de innovación y emprendimiento; Mayor preocupación por los derechos humanos y la justicia social.
Juventud oriental: mayor interés por afrontar los desafíos sociales; Mayor sentido de comunidad y solidaridad; Mayor atención al desarrollo económico y social.
En última instancia, la preparación de los jóvenes occidentales y orientales para los desafíos futuros dependerá de una combinación de factores, incluidos factores tecnológicos, sociales, económicos y culturales. Sin embargo, es seguro que ambos jóvenes, dentro de sus posibilidades, tendrán un papel importante que desempeñar en la construcción de un futuro mejor.
A continuación se presentan algunas áreas específicas en las que los jóvenes occidentales y orientales pueden contribuir a los desafíos futuros:
Innovación tecnológica: los jóvenes de Occidente pueden seguir liderando la innovación tecnológica y desarrollando nuevas soluciones para los futuros desafíos globales.
Activismo social: los jóvenes de Occidente pueden seguir abogando por los derechos humanos y la justicia social, promoviendo cambios positivos en el mundo.
Liderazgo global: la juventud oriental puede asumir un papel de liderazgo global, trabajando para resolver desafíos globales y promover la cooperación internacional.
Desarrollo sostenible: los jóvenes orientales pueden trabajar para promover el desarrollo sostenible abordando el cambio climático y otros desafíos ambientales.
Los jóvenes occidentales y orientales tienen el potencial de ser una poderosa fuerza para el bien en el mundo. Trabajando juntos, pueden construir un futuro más justo, más sostenible y próspero para todos. Ambos tienen sus propias fortalezas y debilidades y, sin duda, estarán, cada uno a su manera, preparados para enfrentar los desafíos futuros. Los jóvenes occidentales son conocidos por su creatividad, innovación y pensamiento crítico, mientras que los jóvenes orientales son conocidos por su disciplina, trabajo duro y respeto por la autoridad. Ambas culturas tienen mucho que ofrecer y pueden aprender unas de otras.
Sin embargo, es importante recordar que la juventud es un grupo diverso y heterogéneo, sujeto a ideologías nocivas que, como virus y bacterias, buscan campos fértiles en la mente de los jóvenes para proliferar y cronificarse, basadas únicamente en su ubicación geográfica. . Cada individuo tiene sus propias habilidades, talentos y experiencias únicas que los hacen valiosos para la sociedad. Me imagino que el futuro lo moldearán personas que posean una amplia gama de habilidades y perspectivas, independientemente de su origen geográfico. Sin embargo, en los países orientales los profesores, a diferencia de muchos de los de los países occidentales, son simplemente profesores y no activistas políticos.
En Occidente, algunas universidades, tanto públicas como privadas, están formando activistas y activistas políticos, religiosos, ideológicos, o incluso simples mercenarios en las ciencias y las artes.
A su vez, en cuanto a la educación de los jóvenes en los países subdesarrollados y en los países desarrollados, encontramos que presenta diferencias significativas entre ellos en términos de acceso, calidad y objetivos.
En los países subdesarrollados, el acceso a la educación formal suele verse limitado por factores como la pobreza, la distancia de las escuelas y la falta de infraestructura adecuada. Como resultado, muchos niños y jóvenes terminan abandonando la escuela antes de completar la educación primaria o secundaria.
Según datos de la UNESCO, en 2022, la tasa de matrícula en educación primaria en los países subdesarrollados era del 93%, mientras que la tasa de matrícula en educación secundaria era del 66%. En comparación, la tasa de matriculación en la escuela primaria en los países desarrollados es del 99% y la tasa de matriculación en la escuela secundaria es del 91%.
Un informe de Brookings afirma que el mundo todavía tiene una brecha de 100 años en la educación global, ya que los países desarrollados tienen un promedio de 12 años de escolaridad para los adultos, mientras que los países subdesarrollados tienen sólo 6,5 años. Además, la mayoría de los niños de los países pobres no saben leer al final de la educación primaria. Estas desigualdades en la educación empeoran la pobreza y las desigualdades existentes en los ingresos globales.
En cuanto a la calidad de la educación, también está claro que ésta es menor en los países subdesarrollados. Esto ocurre debido a varios factores, como la falta de recursos económicos, la insuficiente formación docente y la falta de materiales didácticos adecuados. Como resultado, los jóvenes de los países subdesarrollados a menudo se gradúan de la escuela con un nivel insuficiente de conocimientos y habilidades para competir en el mercado laboral o seguir una educación superior.
En cuanto al objetivo, en los países subdesarrollados la educación suele centrarse en la transmisión de conocimientos básicos, como la lectura, la escritura y la aritmética. Esto es importante para garantizar que los jóvenes tengan las habilidades básicas necesarias para la edad adulta. Sin embargo, la educación también debe tener como objetivo preparar a los jóvenes para el mercado laboral y la ciudadanía. Esto significa ofrecer una educación que promueva el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales, emocionales y culturales.
En los países desarrollados, a su vez, la educación tiene objetivos más amplios, como el desarrollo del potencial individual, la formación de ciudadanos conscientes y activos y la promoción del desarrollo económico y social. Para lograr estos objetivos, la educación en los países desarrollados es más diversa y flexible, ofreciendo una variedad de opciones para los jóvenes. Además, la educación es más equitativa, garantizando que todos los jóvenes tengan acceso a oportunidades educativas de calidad. Los países subdesarrollados sufren más por la militancia política e ideológica en las escuelas, dado el menor nivel sociocultural y la mayor despolitización de los jóvenes que viven en estos países.
Los desafíos que enfrenta la educación de los jóvenes en los países subdesarrollados son complejos y multifacéticos. Sin embargo, algunos de los desafíos clave incluyen:
Pobreza: la pobreza es uno de los principales obstáculos para acceder a la educación. Las familias pobres a menudo no pueden afrontar los costos de la educación, como la matrícula, los materiales didácticos y el transporte.
Desigualdad: la desigualdad social es otro factor que dificulta el acceso a la educación. En los países subdesarrollados, los niños de familias pobres tienen menos probabilidades de asistir a la escuela y completar sus estudios.
Falta de infraestructura: La falta de infraestructura adecuada es otro desafío importante. Muchas escuelas de los países subdesarrollados no cuentan con aulas, materiales didácticos ni equipamiento básico adecuados.
Falta de recursos humanos: la falta de recursos humanos cualificados es otro problema. Muchos países subdesarrollados no tienen suficientes docentes o docentes adecuadamente capacitados.
Para superar estos desafíos, se necesita un esfuerzo conjunto de los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil. Algunas de las acciones que se pueden tomar incluyen:
Inversiones en educación: los gobiernos necesitan invertir más en educación, aumentando los recursos financieros disponibles para el sector.
Políticas de equidad: los gobiernos deben implementar políticas de equidad que garanticen que todos los jóvenes, independientemente de su clase social, tengan acceso a oportunidades educativas de calidad.
Reformulación de los planes de estudio: Es necesario reformular los planes de estudios escolares para satisfacer las necesidades de los jóvenes de los países subdesarrollados.
Formación docente: los docentes necesitan estar capacitados para satisfacer las demandas de la educación contemporánea.
La educación es un derecho fundamental de todos los jóvenes, independientemente de su origen o condición social. Mejorar la educación de los jóvenes en los países subdesarrollados es esencial para el desarrollo económico y social de estos países.
Además de estas medidas sanitarias, también es necesario despolitizar las facultades públicas (excepto la Facultad de Ciencias Políticas), que son las que financia el pueblo con los impuestos que recauda del gobierno, donde los estudiantes no pagan nada para estudiar y obtener una profesión . y no convertirse en activistas y activistas políticos o mercenarios, conspirando contra los intereses de las personas que pagaron sus estudios y les proporcionaron una profesión de educación superior.
Los docentes de estos colegios, señalados como divulgadores de ideologías espurias y contrarios al carácter pacífico y conservador de la mayoría de la población, deberían ser retirados de sus clases, ya que contradicen la misión para la que fueron contratados, que es impartir materias de el currículo necesario para la formación profesional de los estudiantes bajo su orientación. Los directores y decanos que se opusieron al despido de estos docentes deberían correr la misma suerte.
Lo que hay que tener muy claro es que la universidad pública es un beneficio que otorga el Estado a determinadas personas (bien preparadas y aprobadas en concurso público) para que presten, a cambio de su formación gratuita, servicios a la sociedad del país en el que se encuentran. nacieron y no es un derecho que, supuestamente, lo tendrían todos. La universidad pública gratuita no debe ser considerada como un medio de ascenso social, como ideológicamente muchos imaginan y la mayoría desea, sino simplemente un beneficio que reciben algunas personas más calificadas debido al trabajo que, en el futuro, brindarán a sus pares. La educación superior, en cualquier país del mundo, es un privilegio y no un derecho.
Por otro lado, la ética profesional debe ser algo que merezca ser resaltado en las universidades públicas, para que los estudiantes comprendan bien su misión, como profesionales que se están formando y capacitando con recursos tomados del trabajo del pueblo, y de esta manera , no se dejan seducir por intereses egoístas de carácter financiero y de búsqueda de poder, con miras al ascenso social y la acumulación de riqueza.

Texto agregado el 18-11-2023, y leído por 172 visitantes. (3 votos)


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