Autorreflexión en versos 
 
 
 
Delito, juicio y condena 
 
 
Me acuso.- 
De pretender alcanzar lo inalcanzable, 
tratar de avanzar más rápido que el tiempo, 
querer abarcar más espacio que el que ocupo, 
desear todos los posibles sin merecerlos 
y ni siquiera hacer algo por lograrlos, 
además de ser ejemplo excesivo de soberbia. 
 
Me juzgo.- 
Ante todos sin pedir abogado defensor,	 
porque en este juicio no tengo más opción 
que ubicarme además de culpable, 
en los roles de juez y fiscal acusador. 
Por lo hecho solicito castigo real, severo y ejemplar, 
además, exigir del código las penas más duras establecidas por ley.  
y que se decrete oídos sordos a lo que pudiera pedir un eventual defensor.  
 
Me condeno.- 
Sin más dilación, como juez imparcial 
y sin consideraciones ni vacilación 
determino que: de desde hoy y hasta que muera 
vale decir de por vida impongo al acusado, que soy yo,  
sin derecho a revisiones ni casación por cortes superiores, 
la pena máxima que contempla nuestro código penal  
con todas las agravantes que se puedan presentar. 
 
Otrosí.-  
Además de lo legal, de acuerdo con el juez y el fiscal, yo culpable  
agrego el castigo más severo que exista en mi propio infierno personal.  
Ese infierno que ni siquiera Dante, en su comedia, pudo imaginar. 
 
—Cúmplase lo juzgado y… Caso cerrado.  
 
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