El rocio del viento
enamora a mi piel de ocasos.
El arpa toca los caireles de sol
a los espíritus.
Las siemprevivas besan así a los tréboles,
las manos del otoño descansarán su ayer
Y un verso dorado de pétalos
es transparencia vestida en mi.
Las ardillas rien entre nada de helechos y
las distancias de Abril,
en senderos del misterio.
María Inés Arias
Texto agregado el 20-04-2025, y leído por 61
visitantes. (8 votos)