TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / peco / Una Paz Sin Igual

[C:622534]

Recuerdo las despertadas que me daba mi abuela, para que todavía oscuro, le acompañara a la capilla del Perpetuo Socorro. Y por mi caminar cuesta arriba, al regreso le decía a mi abuelo que yo iba a ser ‘buen soldáo’. Pero al decirlo, no sé imaginaba, que era por las cosas que yo podía ver durante el recorrido.

Cosas, que mataban mi ayuno y llenaban de regocijo mi alma. Tales cómo la inclinación del camino, la variedad de árboles frutales a ambos bordes, el placer de mirar las lomitas circundantes y el absurdo corte hecho a la llana entrada al santuario. Y hablo de la capilla original. La de antes de su quema.

Pero el tiempo pasó y yo crecí y mi abuela fue perdiendo paulatinamente la habilidad y el ánimo. Mientras que en mi aumentó el deleite por andar por aquel sendero. Mucho más en la ida que al retorno. Por lo que se hicieron habituales mis visitas al lugar, sólo ó acompañado. Y una tarde que subí con dos amigos, tuvimos un encuentro inolvidable.

Y fue que para nuestra sorpresa, un grupo de jovencitas llegaron a la capilla. Cuyo plan era el de pasarse el día en el entorno del lugar de oración Y, entre otras cosas, nos dijeron que eran de Santiago. Aunque lo inmenso fue su trato, su paz y el sabor de los alimentos que compartieron con nosotros. Más, entre lo dulce de su forma de ser y el calor humano exhibido, brilló el grado de su espiritualidad.

Sin embargo, algo las turbó un poco: el ignorar lo que tenían qué hacer para obtener agua potable. Y creo que jamás pensaron que los niños recién conocidos tenían la solución. Qué fue la de bajar al camino, luego subir por el lado opuesto hasta llegar al desagüe de la tubería que desde el río Cuaba surtía al tanque del pueblo.

Pero, primero nos prestaron un bidón al otro lado del camino y con el repleto del preciado líquido, volvimos al encuentro con las chicas. ¡Y a su alegría, al vernos regresar, no le pudo ganar lo hermoso, para nosotros, que fue haberlas encontrado! Aunque, por ser niños, el gusto mayor fue el de que nos llenaron los bolsillos de monedas y a nuestras caras de besos.

No obstante, los piropos que ellas les dieron al sabor del agua del Cuaba, no podría compararlos con ninguna otra cosa.

Texto agregado el 22-04-2025, y leído por 44 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
23-04-2025 Ameno y entretenido recuerdo. Saludos. ome
22-04-2025 Eres buen narrador, tienes estilo. Los detalles pasan a segundo plano con la fluidez de tu pluma. Saludos buhonero
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]