Luna de miel.

Luego de tres años de intenso noviazgo, al fin llegó el día de la boda, Valentín y Verónica se casaban y el lugar elegido por ambos fue la playa. En pleno verano, ¿qué mejor lugar que frente a un colorido atardecer, el mar y las gaviotas revoloteando alrededor?
Verónica no podía estar más bella, el hermoso vestido blanco, la tiara y el velo y la cola de varios metros, la hacían ver como una princesa y Valentín con su traje blanco también, verlos era como mirar un catálogo de moda que atraía las miradas de todos.
Allí frente al mar estaba el sacerdote bendiciendo aquella boda de película, pero que no por eso dejaba de ser una verdadera boda junto a los padrinos, a toda la familia y a los amigos.
Al terminar la ceremonia, todos pasaron al salón del hotel donde les esperaba una hermosa fiesta hasta que, al llegar la media noche, como en el cuento de Cenicienta, los novios se retiraron para cambiarse de ropa e ir directamente al aeropuerto donde un avión los llevaría a México, aquella hermosa ciudad de playas increíbles donde pasarían sus quince días de luna de miel, regalo de sus padres, todo pago y sin tener que preocuparse más que de ser felices.
Los quince días pasaron como pasa todo lo bueno en la vida, en un abrir y cerrar de ojos, pero con un recuerdo imborrable en sus mentes.
En el avión estaban haciendo sus últimos preparativos para despegar y todos aplaudían al hacerlo todo era alegría, pero algo no estaba del todo bien, de pronto cuando ya había despegado, el cielo se oscureció y en pocos segundos todo terminó para hombres y mujeres que tan felices regresaban a sus hogares. Desde lo alto del cielo se vio caer una bola de fuego que, al chocar en el mar, terminó con la vida y los sueños de tantas personas sin que nada se pudiera hacer por ellos.
De pronto, Verónica escucha una voz que le decía que llegarían tarde, que los estaban esperando para ir al aeropuerto, su vuelo saldría en tres horas y debían estar mucho antes.
La joven mujer aún no podía creer lo que le había sucedido, el sueño era tan real que le dijo a su flamante esposo que no quería viajar.
Valentín no entendía nada y creía que todo era una broma, pero ella le aseguró que no volvería en aquel avión.
Fue la primera pelea de los recién casados, pero, aunque Valentín no entendía nada, le siguió la corriente a su esposa diciéndole que podían arreglar para irse un día después, que entendía que el tiempo había pasado tan rápido y que un día más quizá sería bueno.
A la noche, hubo un gran revuelo en el hotel, las noticias corrieron de boca en boca, el avión que había salido ese mismo día de México había caído debido a la tormenta y nadie había sobrevivido.
Entonces Verónica entre lágrimas y asombro le dijo a Valentín, ¡se cumplió mi sueño, ese era nuestro avión!
Omenia
23/4/2025