Entonces ya satisfecha
te tumbaste a la sombra,
y te dejaste acariciar suavemente,
como si la tarde sorbieras
nada que ofrecer,
ni falta hizo que insistiera,
alzaste el pecho, pálido,
estremecida te torciste
y todo volvió a empezar.
Texto agregado el 29-04-2025, y leído por 17
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