Será que de tanto simular barreras
ascendimos a cumbres agobiantes,
y allí las palabras ya estaban cansadas,
ofrecimos nuestra sombra al sueño,
nos dejamos arrastrar por el vientre
más allá de la carne,
intentando imaginar cómo las estalactitas
podían acogernos mejor que un bosque.
Pero habíamos olvidado
en qué consistía el cuerpo,
entonces nos vinimos abajo.
Texto agregado el 21-05-2025, y leído por 52
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