Hablamos
para ser escuchados.
Escribimos
para no desaparecer.
Nos vestimos de brillos
para ser vistos,
y así certificar
esta pobre existencia,
llena de ruidos
y artificios.
Hoy me senté
en silencio
a tu lado,
hasta que los pájaros
me aturdieron.
Mi alma, como los chicos,
se cansó de jugar al escondite.
Apoyé mi cabeza
sobre tu hombro
y dejé que la ternura,
al fin,
sea libre.
Nunca ví el cielo tan celeste.
Texto agregado el 02-06-2025, y leído por 43
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Lectores Opinan
02-06-2025
La buena compañía, aunque estuviera nublado te hará ver el cielo completamente celeste. Saludos. ome
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