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Las personalidades de Sebastián.

Cuando Sebastián nació, su madre de inmediato, sólo al verlo pensó que sería un niño especial.
Y no se equivocó, era un niño increíblemente especial, a veces se despertaba tan alegre que daban ganas de estar todo el día con él, pero de la misma manera otro día no podía con su enojo y rompía todo lo que encontraba, así era Sebastián, un niño complicado.
Su madre comenzó a notar sus cambios de humor y su comportamiento y lo llevó al médico.
El galeno ni bien lo vio supo que aquel niño era uno de los pocos que sufrían aquella, no sé si describirla como enfermedad, ya que en realidad Sebastián era un niño sano, cuando quería porque a veces hasta solía renguear diciendo que tenía una rara enfermedad en las piernas que le impedía caminar normalmente. Después de algunas recetas el doctor le dijo a la madre que le iba a dar un pase a otro médico, un especialista que entendería a Sebastián mejor que él.
El psiquiatra luego de unas sesiones y de quedar muy sorprendido con el paciente, habló muy claro con su madre. Sebastián tenía una enfermedad muy poco común llamada, TID, trastorno de identidad múltiple.
Dicha enfermedad implica que la persona tenga más de una personalidad, tanto podía ser un niño o un hombre o una mujer y todos completamente distintos. No era fácil su cura, implicaba muchas terapias incluida la hipnosis.
Si bien Sebastián había dado muchos problemas a su madre, su padre no creía nada de lo que el médico le había pronosticado.
Y continuó tratándolo como a una persona normal y así fue creciendo hasta convertirse en un hombre. La vida para sus padres no fue fácil y tampoco vivieron mucho, el padre primero, cuando cumplió sesenta y cinco años, murió de una extraña enfermedad que ni los mismos médicos supieron a ciencia cierta qué era. Aunque se cree que quizá el padre también tuviera la misma enfermedad y que fuera tan leve que quizá ni él lo supiera y que alguna de sus personalidades le hubiera dado algo que lo envenenara, pero eso nunca se supo.
La madre lo siguió tiempo después.
Sebastián para ese entonces ya era un hombre que había estudiado y tenía una carrera a pesar de sus distintas personalidades que muchas veces se interponían una con otra y de serle muy difícil a él mismo dominarlas.
Como médico era excelente, pero cuando se transformaba en mecánico, los coches eran su debilidad y qué decir cuando era una mujer y se vestía como tal. Y tantas otras que lo transformaban completamente.
Pero, a pesar de todo se enamoró y a pesar de que, como mujer, odiaba a su esposa, trataba de no dejarse ver como tal y de que ella jamás se enterara. Y así siguió viviendo las distintas vidas que de algún modo supo esconderlas hasta que nació su hijo.
El niño heredó esa terrible anomalía y con el tiempo también él fue diagnosticado con la misma enfermedad.
Sebastián, como médico sabía que el niño iba a sufrir lo mismo que él y cuando creció le contó la verdad, pero no contó con que en realidad cuando lo hacía no era al verdadero hijo, sino a una de sus personalidades, la peor que le pudo tocar, el muchacho era un delincuente en esa personalidad y no entendía lo que su padre le explicaba.
Esa misma noche aún bajo el efecto de esa personalidad, robó la casa de sus padres y se fue para volver luego como si nada hubiera pasado, al contrario de Sebastián que podía recordar sus personalidades, Ernesto no podía, cuando la nueva personalidad lo abandonaba volvía a ser el muchacho bueno que era.
Esa fue la vida de Ernesto, cambiando de personalidad hasta que, como delincuente, fue abatido por la policía en un atraco y murió sin enterarse qué era lo que estaba haciendo en ese lugar.
Eso marcó a Sebastián que no pudo con tanto dolor y bajo una nueva personalidad, la de suicida, se quitó la vida.
La policía creyó que el hombre no pudo soportar lo sucedido a su hijo y por esa razón se quitó la vida, pero unos meses más tarde, su esposa, Helena, al fin supo toda la verdad, Sebastián le había dejado una carta para que supiera la verdad ya que él no podía contársela.
Como dije antes, Sebastián podía recordar sus personalidades y estando muy consciente y escondiendo sus otras personalidades que nunca habían salido a la luz mientras estaba con Helena, le contó todo para que ella siguiera con su vida y comenzara de nuevo.
Helena luego de enterarse del terrible sufrimiento, no físico sino mental de su esposo y de su hijo, pensó lo peor, no podía continuar con su vida, pero quizá el instinto de sobrevivencia pudo más y optó por olvidar. Sabía que no iba a ser fácil, pero… la vida pudo más.

Omenia
3/6/2025

Texto agregado el 04-06-2025, y leído por 157 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
06-06-2025 —Tal como dice Sendero un poco complicado el relato, y es lo que me lleva a pensar que ese árbol genético se mantienen en el tiempo solamente con hojas perennes. —Saludos vicenterreramarquez
05-06-2025 Un argumento complicado, pero me ha resultado muy amable al leerlo. Caras vemos, personaliddes no sabemos. Abrazo y buen día amiga. sendero
05-06-2025 Le tiene que haber sucedido algo extremadamente traumático, tal vez ni los padres estaban enterados. Muy bueno lo tuyo, Ome. MujerDiosa_siempre
04-06-2025 Y sí, gracias a Dios, la vida siempre puede más. De lo contrario, habrían situaciones francamente insuperables. Buen texto. Gracias por compartirlo. Saludos ANTEELTECLADO2
04-06-2025 Es una narración emotiva que invita a la reflexión sobre la salud mental y la importancia del apoyo familiar. Saludos. jovauri
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