A mi hermano René
Esta es otra aventura de los interiores de mi
controvertida universidad, que cobija
a innumerables personajes desencajados
y raros. Algunas veces, esa rareza y desencaje
es el sabor picante y chispeante que
buscamos todos para salir de nuestros
días ya conocidos,
como una invitación a un viaje a un mundo
nuevo y extraño, pero interesante.
Recuerdo a mi hermano de la sombra cuando llegó
al ensayo del salón,
parecía un muñeco hecho de alambre, con peinado
de carnero y caminar de rana.
—He venido por el taller de guitarra—.
El maestro Mefistófeles maquinó su afiliación,
lo hizo entrar al salón expresándose con gran elegancia
y sonriendo buenamente.
Se presentó como lo que era: el maestro de la tuna en formación.
Se sentó y escogió su mejor canción,
que trataba —como ha de saberse de todo buen tuno—
sobre una mujer.
El escenario, creo que iba así:
él sentado y a su costado la chica,
y de repente pasa una estrella,
y él pide su deseo.
Por algún truco de la mente,
no logro recordar más sobre tan buena canción,
pero es la mejor canción que tiene el maestro
O.V., a mi parecer.
Volviendo al relato sobre mi hermano René,
hermano de la sombra,
este tocó una canción que, si no me falla la memoria,
era un punteo de la película Volver al futuro.
La tocó más o menos mal,
pero era normal: estábamos para aprender.
René fue aceptado en la tuna en formación,
y fue ahí cuando empezaron las aventuras
de René en la tuna.
He de ser testigo de que René ahora es ducho
en el arte de la seducción al menudeo y al por mayor,
al menos, es el motivo por el cual tiene tantos ahijados.
Pero he de recordar que en un inicio no fue así:
se peleaba por celular con una estudiante de Derecho.
Lo gracioso era que estaban a 60 metros uno del otro
y se podían ver.
Nunca entendí cómo eran los amores de mi hermano
de la sombra,
pero sus ahijados sí.
Esta historia es muy larga,
pero la terminaré así:
René entró a los 17 años, y ahora, a los 33, ya es
tuno y está saliendo de la sombra,
y su amor actual se puede comprender,
no como los anteriores.
Espero que René siga evolucionando
y deje de ser la rana y se convierta en
el príncipe que debe ser. |