La luz entra pausadamente, en un avance continuo, milímetro a milímetro, realzando aquellas memorias que ensombrecidas por la vida perdieron el valor que se merecian.

Los años han pasado demasiado rápido marcados en un reloj parado en las 7:26, cuantas cosas habrán pasado justo en ese instante, eternernamente congelado en un tiempo que no entiende del mañana, del hoy, del ayer.

Suenan pasos, pies descalzos que hacen retumbar un suelo que se desgasta más lentamente que el peso de la piel y huesos que los componen y de pronto una pausa...
Dos cuerpos desnudos se juntan, ombligo con ombligo realzando la diferencia del color, la diferencia que marca el sol que observa en silencio todo aquello que no existe...

Y piensas,

Y sientes,

Y haces una mueca extraña...

Estás solo.

Agazapado, cubriendo tus rodillas con los brazos, mientras tu mano izquierda agarra con fuerza tu muñeca derecha,

Una lágrima recorre tu mejilla, lentamente, sin pausa. En ella se condensa una vida que ha desaparecido de su memoria y se desliza al paso del tiempo a través de su cara, sorteando las arrugas que dan sentido a las alegrías y sufrimientos que se acumularon sin cesar… por un breve instante la lágrima se condensa en la comisura de tus labios, sin dudar un segundo, suavemente deslizas la lengua y la unes con el salado néctar de tus recuerdos, en un inútil intento por combatir el olvido absoluto,

Pero…

Él ya no está, puedes reconocerte levemente si te miras en un espejo, pero él ya no está, no existe tal y como lo recordabas o mejor dicho mientras lo recordabas, algo no va bien dentro de esta cabeza, voces sin sentido se apoderaron de la mente sin que nada pudieras hacer. Ahora envuelto en un mar de locura, arrinconado, resistiendo una marejada salvaje aferrado a lo poco que queda entero. Mareado, por el irresistible oleaje de miradas que enjuician con la mayor indeferencia, sin apreciar que debajo de la piel, debajo de los músculos y escondido entre sus huesos, un corazón late… igual que el de ellos…

Desesperación, miedo, debilidad se entrelazan al entreabrir los ojos y ver mil dragones volando sobre la cabeza, culpándote de todo lo que es real y no.

Imágines que sacuden el alma en forma de estallidos, relámpagos que queman por dentro.

Ahora es el momento de cambiarlo todo… Ahora es el momento de comenzar de nuevo…

Elevas lentamente la cabeza y el cuerpo se relaja levemente, en tu cara surge una minúscula mueca que se convierte poco a poco en una sonrisa, muestras los labios aún salados por la lágrima que acabas de saborear.

Alguien enciende la luz y entra en la habitación, está vacía, afuera el sol poco a poco extingue esa sombra, milímetro a…

Siguen siendo las 7:26.