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Las anécdotas de Gregorio.

Gregorio era un hombre inteligente y muy sabio, médico de profesión que a sus noventa y cinco años conversaba con uno de sus nietos, Facundo, que en poco tiempo seguiría el camino de su abuelo, al recibirse él también de tan digna profesión.
––Abuelo, creo que vas a tener que ayudarme cuando me reciba, quisiera saber todo lo que tú sabes.
––Mi querido nieto, sólo el tiempo y la perseverancia podrán enseñarte todo lo que quieras, pero de cualquier manera voy a contarte algunas anécdotas que pueden ayudarte a comprender mejor nuestra profesión. No todo está en los libros, como piensan muchos, la experiencia y también la falta de la misma te van a ayudar a, no solo curar enfermedades sino a entender más a la gente que las sufre.
––Eso es lo que quiero, abuelo, aunque sé que para eso aún me falta mucho por aprender.
––No lo creas, voy a contarte cómo fueron mis experiencias cuando recién me recibí, aunque de eso hace ya demasiados años. Como bien sabes, ni bien te recibes, te despides de la capital, a los flamantes médicos suelen enviarlos a los hospitales del interior y eso justamente fue lo que me sucedió, me enviaron al este del país, justo en la frontera con Brasil a un pequeño hospital que estaba carente de médicos.
Los primeros días solo tuve casos sencillos, gripes, dolor de garganta y de oídos, indigestiones, etc… todo lo que se espera en pleno invierno y que fácilmente pude combatir.
Hasta que, a la semana de estar allí, hubo un incendio muy grande en la casa de dos mujeres, la madre, una señora mayor y su hija que al dormirse en el calor de la estufa eléctrica, ésta falló y el incendio se propagó tan rápidamente que cuando los bomberos llegaron media casa estaba en llamas. Otras personas que ayudaron a apagarlo también sufrieron desmayos y mareos al haber respirado el humo tóxico que las llamas provocaban y así fue que me tocó en suerte atender a la mujer más joven, estaba muy quemada y luego de atenderla y curarle las heridas le di un calmante que la hizo descansar sin dolor varias horas.
Mientras tanto un colega atendía a la madre que según me dijo, no sobrevivió, las quemaduras eran de tal magnitud que la anciana no pudo resistir. Según mi colega murió a las nueve de la noche y al despertarse mi paciente me tocó comunicarle lo sucedido a su madre y con asombro cuando comencé a darle la mala noticia ella con lágrimas en los ojos me dijo que ya lo sabía, su madre había fallecido, cuando le pregunté cómo se había enterado me contestó, a las nueve de la noche la visitó para despedirse.
No pude ni siquiera abrir la boca para decirle que aquello era imposible, pero a pesar de mis jóvenes años, lo supe, hay cosas en este mundo y quizá en el otro, que jamás entenderemos, aquella mujer había ido en espíritu a despedirse de su hija, quizá a ti te parezca imposible, pero te diré que de imposibles está hecho nuestro mundo y de ahí en más me convertí en doctor, antes solo era aprendiz, porque la vida te va a llevar por caminos que muchas veces te van a parecer laberintos y sin fe, difícilmente halles la salida.
––Abuelo, no sé si voy a poder estar a tu altura, pero te digo desde ya que lo intentaré.
––Ya lo creo que lo harás y mejor que yo, ahora tienes más adelantos y mejores, nosotros recién empezábamos, sin aparatos ni computadoras ni celulares, aquella era otra vida, más sencilla, quizá, pero también más espiritual dependiendo del médico en que quisiéramos convertirnos.
Aquella experiencia me marcó para siempre, jamás pude olvidarla. Pero no creas que fue la única, esa fue la primera nada más, pero recuerdo otra que va a interesarte, un choque entre dos automóviles dejó como saldo a dos personas fallecidas al chocar de frente y a un matrimonio que fue llevado al hospital con heridas graves. Esa vez atendí al hombre y mi colega a la mujer.
Al rato llega mi colega y pensando que mi paciente estaba inconsciente me dijo que la pobre mujer había fallecido y que la iba a enviar a la morgue y a pesar de haber hablado muy bajito, el hombre, mi paciente gritó de tal manera que no podíamos calmarlo y sus gritos no eran de dolor sino de miedo, nos decía que su esposa no estaba muerta, que no la lleváramos a la morgue, que solo estaba dormida.
Imagínate, el hombre había escuchado a mi colega y estaba en shock, pero tal fue la insistencia de aquel hombre que le dije que iría a constatar lo sucedido.
Al llegar a la sala contigua a la de mi paciente, una mujer yacía en una camilla en la cual la trasladarían a la morgue y fue ahí cuando me di cuenta de que en realidad no estaba muerta, vi cómo un dedo de la mano se movía y más asustado que perplejo ya que sabía de la experiencia de mi colega, mayor que yo, les dije que no la movieran, que estaba viva y que la iba a examinar.
Mi colega no podía creerlo, aquella mujer no estaba muerta sino inconsciente o quizá sí, por un instante murió, pero milagrosamente volvió a la vida, no lo sé, lo que sí sé es que al comunicarle a su esposo que tenía razón, este pudo respirar aliviado y nos pidió que la transfiriéramos a su habitación, estaban casados y necesitaban estar juntos para sanar sus heridas.
Le dije que iba a hablar con el director y que quizá se pudiera cumplir su deseo, pero que quisiera que me dijera cómo supo que ella no había muerto y aquel hombre me contó su historia. Había conocido a la que sería su esposa desde la escuela primaria, de eso ya hacía treinta años, se conocían de toda la vida y casi sin darse cuenta habían aprendido a comunicarse mentalmente, al principio eran solamente pequeñas cosas, como saber si podían verse o no, a pensar en un examen, hacerle la pregunta y recibir la respuesta mentalmente y con el correr de los años a entenderse sólo con la mirada. Para ellos era fácil, aunque sabían que para otras personas no lo era, ella le gritaba que no podía despertarse pero que estaba viva y él lo recibió y me daba las gracias por haberlo escuchado en algo que difícilmente otro médico hubiera hecho.
Mi querido Facundo, todas esas anécdotas las vas a experimentar tú solito, sin necesidad que te las cuente, porque eso es la vida, la experiencia que viene de nosotros mismos.
Hoy que han pasado dos años, de aquella tarde, Facundo ya está recibido y trabajando en Salto, lejos de sus padres y de su abuelo cuando de pronto recibe una llamada al celular, era su padre, pero Facundo antes de que el padre hablara, le dijo que no hacía falta que se lo dijera, sabía que su abuelo había fallecido a lo que su padre le dijo que era imposible que lo supiera ya que hacía solo cinco minutos que había pasado. Facundo le contesta que, aunque no lo pueda creer, había visto el alma de su abuelo que lo miraba sonriente y así lo supo. Facundo y su abuelo habían sido tan unidos que no podía ser de otra manera, las experiencias del nuevo médico habían comenzado.

Omenia
10/6/2025

Texto agregado el 11-06-2025, y leído por 78 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
12-06-2025 —Yo diría mas que anécdotas, son experiencias. Y no olvidemos que la experiencia es la madre de la ciencia y tampoco olvidemos que la medicina no es una exacta ni conocedora total del organismo humano, por ende cada día las experiencias van aumentando el conocimiento. —Saludos. vicenterreramarquez
12-06-2025 Un entretenido cuento, Ome. Interesante de principio a fin. Me gustó mucho. maparo55
12-06-2025 Me gustó mucho tu cuento Ome, El abuelo era muy sabio y Facundo parece que lo será también! cheseret
11-06-2025 Que buen cuento Ome ,me involucró tanto que siento pena,me duele y se que solo es un cuento En realidad todo puede suceder,y es muy posible que uno sienta,yo lo creo, porque la persona al partir,muere esa conexión que sentimos con los que nos rodean y más aún cuando nos une la sangre. existe al estar viva Al pasar eso,lo único que se puede sentir es paz que te hace saberlo. Me encantó la historia y esa unión tan armoniosa entre abuelo y nieto. .uy bien escribes querida Besitos Victoria 6236013
11-06-2025 Que buen cuento Ome y con ellos me involucró tanto que es como si alguien cercano se haya ido. El realidad todo puede suceder,y es muy posible que uno sienta,yo lo creo porque la persona al partir,muere esa conexión que existe al estar viva Al pasar eso,lo único que se puede se tir es una paz que te hace saberlo. 6236013
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