Les contaré algo que pasó en la vida real
Primer recuerdo
Los dos entraron en una habitación,
entonces las paredes se fueron,
y no hubo más que un ring.
Los boxeadores subieron, y mirándose fijamente, chocaron los guantes.
El réferi les dijo:
—Acá vale todo, y es una lucha a muerte.
Los boxeadores empezaron a puñetearse.
Entonces uno de ellos pensó:
"Este está puñeteando bien, mejor lo empezaré a patear."
Entonces ya eran puñetes y patadas.
El contrincante se dijo a sí mismo:
"Yo no he de morir."
Entonces se bajó del ring,
cogió una silla del público
y lo agarró a sillazos al otro.
De ahí no recuerdo qué más pasó.
Segundo recuerdo
Desde un andamio, en plena calle,
un francotirador mataba uno a uno a los malos de la ciudad.
De repente, un caminante golpea el andamio al pasar y este se mueve.
—¡Ey, usted! ¡No mueva el andamio!
—Disculpe, señor francotirador, le prometo que no lo volveré a hacer.
Entonces el francotirador se vuelve a concentrar.
Pero de nuevo el caminante mueve el andamio.
—¡Ey! ¡Le dije que no moviera el andamio!
—Disculpe, señor francotirador, le prometo que no lo volveré a hacer.
El francotirador se vuelve a concentrar.
Entonces el caminante vuelve a mover el andamio.
—¡Vaya! ¡Con usted no se puede!
De seguro que es un político...
Lo que no pasó
—¡Es usted un maricón! —le dijo el joven al señor—
...pero lo admiro mucho.
Para Jaime Bayly, el niño terrible,
con mucho cariño y admiración. |