Envolviéndonos la niebla
convocando la sed a primera hora,
tu fervor aún ahora me quema,
estaba escuchando
y era tan intenso…
¿Qué escasa cordura huye
templada y desolada?
Me he encarcelado
después de haberte desenterrado,
aunque sujeto la tormenta
conquisté el desvelo inerte,
hasta el cielo se ha derramado
pero no me hizo daño
aunque ya no podremos guardar el secreto
exhaustos en brazos de la suerte
en el vientre del acceso nos arañaremos
hasta despertar.
Texto agregado el 12-06-2025, y leído por 31
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
13-06-2025
Me gustó este bello poema que denota tristeza...
(5*)
Saludos
Victoria 6236013
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