Divagabas en tu nostalgia
en las alturas de tu nido
cuando al fin te descubrí
Machu Picchu herido.
Piedras amargas
mustios andenes
templos ensimismados;
ausente verdor
en tu suelo verde
sediento de maíz,
viejos cóndores
que algo añoran
por su aleteo gris;
silencio que duele
en todas tus esquinas
¿qué clavadas espinas
en tu oculto llanto?
Silencio detrás
de otros silencios
opacando tu encanto.
Tan feliz que despertabas
abrazado de la tierna niebla,
amurallado de la noble maleza
que protegía tu privacidad,
que cayó defendiendo
el sosiego de tu soledad.
Permíteme echarme
en tus húmedas pieles
que acaso guardan
las gratas reminiscencias
de tu pasado glorioso
y contemplar abrumado
con mi silencio sincero
tu largo silencio lastimado…
¡Me voy!
¡Váyanse todos!
¡Guarden sus cámaras!
¡Ya mucho molestamos
su apasible triste paz!
¿No ven que Machu Picchu
desea estar a solas
con la lluvia y sus dioses
con el Inti y el colibrí
y con las ánimas
de los que rezaban aquí?
¡Dejémoslo dormir
que acaso quiere soñar
con las manos versadas
que labraron orgullosas
su alegría y belleza profanadas!
Fresh Direct
9 Octubre 2023
Texto agregado el 08-08-2025, y leído por 33
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
10-08-2025
Yo también sueño con estar allí alguna vez. Prometo no molestar. tete
09-08-2025
Hermoso poema. Soy de las que tal vez no llegue a conocer esa maravilla que siempre soñé visitar. Pero comprendo absolutamente el clamor de este poema. jdp
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