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Había una vez un autobús nuevo, brillante y lleno de vida que acababa de llegar a la ciudad de Chiclayo, en la hermosa región de Lambayeque. A él lo llamaban “Valentín” por su coraje al enfrentar cada aventura, siempre con una sonrisa en su parabrisas. Valentín estaba emocionado de recorrer las calles y ayudar a la gente a llegar a sus destinos, pero pronto descubriría que no todo sería tan fácil como esperaba.
El primer día, Valentín recorrió las principales avenidas de Chiclayo, llevando a niños a la escuela, trabajadores a sus oficinas y familias al mercado. Pero mientras más avanzaba, más se daba cuenta de algo extraño.
—¡Ay! —exclamó Valentín mientras pasaba por un enorme agujero en el asfalto—. ¿Qué fue eso?
Un grupo de pasajeros, sacudidos por el impacto, se aferraban a los asientos.
—¡Uy! es uno de los tantos huecos en las pistas de la ciudad —dijo don José, un pasajero mayor—. Las calles están muy deterioradas. Todos los autobuses que pasan por aquí terminan averiados.
—¡Eso no puede ser! —pensó Valentín—. ¿Cómo voy a hacer mi trabajo si las calles me están haciendo daño?
A medida que los días pasaban, Valentín empezó a sentirse más y más cansado. Los agujeros en las pistas lo golpeaban sin descanso, y cada vez que regresaba al garaje, sus ruedas estaban torcidas y su motor agotado.
Un día, mientras regresaba de la escuela en una calle llena de baches, simplemente no pudo más.
—No puedo continuar… —susurró, con su motor tosiendo.
Los mecánicos lo revisaron y sacudieron la cabeza con mucha preocupación.
Si seguimos así, no solo tú, sino todos los vehículos de la ciudad se malograrán. Dijo el mecánico.

Los ciudadanos de Chiclayo se dieron cuenta de lo grave que era la situación. Sus transportes, los que los llevaban a sus trabajos, escuelas y hogares, estaban enfermando por las malas condiciones de las pistas. Fue entonces cuando decidieron unirse y hacer algo por ellos.
—¡No podemos permitir que nuestros autobuses y vehículos se malogren por todos estos baches! —gritaba María, una madre preocupada por la seguridad de sus hijos—. ¡Tenemos que hacer algo!
Los vecinos de Chiclayo organizaron una gran marcha de protesta que llegaron hasta la alcaldía. Llegaron con pancartas que decían: "Calles seguras para todos" y "Chiclayo merece mejores pistas".
—¡No es solo por los vehículos, sino por nuestra seguridad también! —decía un joven conductor.
Durante días, la gente se mantuvo firme, sin ceder. Los medios de comunicación locales empezaron a cubrir la marcha, y pronto, todo Chiclayo estaba hablando de la necesidad de mejorar las calles.
Finalmente, después de tanta presión, la alcaldesa de Chiclayo, Doña Janet, Cubas salió al balcón de la alcaldía.
—¡Escucho sus demandas y sé que tienen mucha razón! —dijo, con un tono serio—. Hemos dejado que nuestras calles se deterioren, y eso no solo afecta a los vehículos, sino también a las personas. Vamos a destinar los recursos necesarios para mejorar las pistas de nuestra ciudad. Todos emocionados comenzaron a saltar de alegría, porque habían escuchado sus reclamos.
Los trabajos comenzaron de inmediato. Día tras día, los obreros llenaban los agujeros y alisaban las calles. Chiclayo poco a poco recuperaba su esplendor. Y mientras tanto, Valentín se encontraba en el taller, recuperándose, pero ansioso por volver a las calles renovadas.
Un mes después, con las calles de Chiclayo reparadas y seguras, Valentín salió del garaje, sintiéndose como nuevo.
—¡uy! ¡Qué bien se siente! —exclamó mientras recorría las avenidas sin tropezar con ningún agujero—. ¡Ahora sí podré hacer mi trabajo con alegría!
Los ciudadanos, que lo veían pasar, lo saludaban con sonrisas y aplausos.

—¡Gracias a todos por su valentía y unión! Ahora, Chiclayo es una ciudad mejor gracias a ustedes. Decía Valentín.
Finalmente, Valentín, el autobús valiente, pudo trabajar feliz por las calles de una ciudad que, unida, había logrado mejorar las condiciones para todos. Desde ese día, no solo Valentín, sino todos los autobuses y vehículos de Chiclayo, recorrieron las pistas con orgullo, sabiendo que juntos, la ciudad había hecho una gran diferencia.

FIN

Texto agregado el 30-09-2025, y leído por 42 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
03-10-2025 Me gusta tu narración en You tube *5 wilioroz
02-10-2025 Ojalá todos hicieran lo mismo que Valentín,ya que en mi país también las calles están llenas de esos eventos y zcon ello sufren todos A veces lo ciudadanos se tienen que unir para mejorar ellos ya que por otro lado no de hace nada Me gusto mucho. Victoria 5* 6236013
02-10-2025 Linda ciudad, Chiclayo. Estuve hace algunos años ahí. Lindo texto. kamel
01-10-2025 Las calles, como las vías del pensamiento, deben estar perfectamente trazadas, iluminadas y con el adecuado mantenimiento. Felicito el mensaje de tu texto: unidos el éxito se logra. 5* XZEPOL
 
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