Llegué a casa desde el trabajo, me preparé un té con jengibre y miel. Fui al quincho, encendí un cigarrillo -sí, decidí volver a fumar- y me dispuse a disfrutar del momento en mi espacio feliz y seguro.
De pronto siento que algo cae sobre mi cabeza, en una fracción de segundo pensé que había sido un piedrazo pero no hay forma que entre una piedra a nuestro patio, menos estando bajo el techo del quincho. Entonces sentí que algo rodó por mi torso y llegó al suelo. Al mirar hacia abajo, había un huevo pequeño que se había quebrado y al mirar hacia arriba, un pájaro sobre una de las vigas del techo.
Me pregunté cuántas probabilidades hay de que estando bajo un techo te caiga un huevo sobre la cabeza, luego, me pregunté cuántas probabilidades hay de que un pájaro se ubique justo sobre mi cabeza y desde allí deje caer su huevo.
***
La vida se hace umbría en un momento
confuso es entender la realidad
tal vez se viene un nuevo temporal
la lluvia a su paso deja muertos.
El tiempo se detuvo sin dudar
no existe un refugio accesible
ni hazaña que se pueda realizar
no hay nada más allá de lo posible.
Entonces aparece tu mirada
la fuerza que me entrega tu amor
sigamos como siempre de la mano
para enfrentar un nuevo chaparrón.
***
Hablar de vida se siente tan natural como hablar de muerte, en consecuencia, cuando sea mi momento de partir quisiera que los trámites sean breves, sin tanta ceremonia ni discursos extensos en medio de una seriedad que jamás fue mi estilo. Ojalá que me envíen pocas flores y el dinero se invierta en coronas de caridad y si no fuera mucho pedir que sean a beneficio de animales, adultos mayores o niños, en ese orden de prioridad, porque la vida me mostró el amor más puro que existe, el de los animales no humanos, ese de verdad, el mismo que los hace mostrar su alegría cada vez que te ven, ese de sentarse a tu lado por horas y observarte, ese que cuida, ese que lleva a comprometerse de por vida.
Y volviendo a mi muerte, quisiera que una vez que dejen mi cuerpo en tierra o en el crematorio (me da lo mismo) mis más cercanos se miren y sepan que es el momento de ir a un "quita pena".
*El "quita pena" tras un funeral implica ir a un bar y brindar por el finado,contar historias y anécdotas, reír, llorar, hacer recuerdos.
***
Me quedé observando la habitación en penumbras mientras esperaba lo inevitable. Al salir de ella, mi mente estaba en blanco, no sabía qué pensar, mi pensamiento estaba desorganizado y no tenía claros los pasos a seguir, qué hacer, tampoco había decisiones que tomar, solo dejar que las cosas sucedieran. No recuerdo bien si es que sentí algo, solo respiré profundo varias veces, luego caminé hasta el auto, una vez en él tomé el teléfono queriendo comentar lo sucedido pero descarté una a una a las personas que me había surgido contactar y desistí de hacerlo. Me sentí sola, en medio de una soledad autoimpuesta a la vez que tomé fuerzas para enfrentar todo lo que se venía por delante. Pensé que el tiempo se había detenido pero miré por la ventana y los autos seguían pasando por mi lado, uno tras otro, como si nada hubiera sucedido.
***
Hoy hubiese querido detener el tiempo
y hacer uso del espacio a mi antojo
para estar contigo amiga
para mirarte a los ojos
llegando hasta tu alma
acercándonos un poco.
Abrazarte, quedarnos así, en silencio
como en los tiempos idos
sentir tu calor
(ese que se añora)
sentir tu corazón palpitando
(ese en que hay tanto, tanto)
percibir tus emociones
(esas que llegan en lo profundo)
y...justo ahora mientras te escribo
comprendo desde su esencia la palabra "quimera".
Entonces caigo en la realidad
de golpe
resiento el dolor del impacto
mientras una lágrima me recuerda tu ausencia.
Respiro y me doy permiso para conectarte
(y juego a que también te conectas)
con el pretexto de sabernos comprendidas
(y juego a que sabes que te comprendo)
con la certeza de siempre estar
(y juego a que sabes que siempre estoy).
Entonces caigo nuevamente en la realidad
sin aspavientos decido quedarme ahí
con la incerteza de continuar en la ardua faena
la faena más dura...
¿tendré que aprender a vivir sin ti?
***
Dile a la abuela que se venga a sentar conmigo
que hoy necesito su mirada
que me abrigue, que hace frío
imagino sus palabras como un dulce terciopelo
y su sonrisa
que ilumina más allá del mundo entero.
Que comprenda en mi silencio
lo que siento y que no digo
y al mirar el horizonte
cuando el sol se haya perdido
nos miremos fijamente
y con una sonrisa en los labios me diga:
"no tengas miedo, aquí hay calor, olvida el frío"
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