La fiesta ha comenzado. Llevo puesto un vestido color vainilla y bailo con mi papá. Los novios llegan, suena la canción que tanto les gusta, todos aplauden. Han venido mis primos y también los familiares del.novio. En cada mesa hay un atreglo floral; huelo el perfume, recuerdo la casa de la abuela, las flores de su jardín, el césped donde a ella le gustaba sentarse a descansar. La extraño.
La novia arroja el ramo; no logro alcanzarlo, pero elijo bien la cinta de la torta y gano el anillo. Me sacan una foto con mi hermana y mi cuñado, los recién casados.
Estoy más alta pero tampoco consigo el ramo, no gano el anillo. La novia me da un premio consuelo: el adorno de la torta. Lloró en silencio y a escondidas. Es la segunda de mis hermanas que se casa. Aún faltan dos, somos cinco mujeres. Hubo un varón pero falleció cuando era un bebé allá lejos en Europa donde ellos vivían.
Finalmente quedo sola con papá y mamá en casa. Conozco a Luis en la salida que organizamos con mis amigas un día de la primavera.
En mi fiesta de casamiento estamos todos: cuatro hermanas, cuatro cuñados, ocho sobrinos, muchos amigos. Bailo con mi marido, también con papá.
Más fiestas: Cumpleaños, bautismos. Mis sobrinos crecen. También se casan. Mi pequeña hija precede a la novia ( mi sobrina) en la iglesia y arroja pétalos de rosas.
Cuando mi niña se casa, papá ya no está para bailar conmigo. La nieta baila el vals con su papá. Una de mis hermanas ha partido, los hijos llegan con sus niños. Mamá me regala la pulsera de perlas que le había obsequiado su mamá. La luzco orgullosa cuando bailo con mi marido. Nadie sospecha que a él le quedan pocos días de vida. Su corazón no está bien. Al poco tiempo fallece mamá.
Nace Ana, mi querida nieta, y yo conozco a Eduardo, compañero en la ultima etapa de la vida.
Hoy Ana cumple quince años. Luce un vestido color vainilla. La fiesta comienza, llegan los invitados, mi hija sonríe feliz. En su muñeca, la pulsera de perlas se ve más bonita que nunca
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