Inicio / Cuenteros Locales / joeblisouto / EL BILLETE FALSO
| [C:624013] | ||||
Estaba pensando hoy, mientras trabajaba duro y parejo como todos los días, en que algo me sucedió y no fue nada grato, pues resulta que me pagaron con un billete falso, y aún no puedo decir quién fue la persona o el cliente que me lo dio ni qué lo motivó a realizar semejante daño, porque si bien uno puede superar la pérdida de dinero, no así el acto mismo de la estafa, que es un delito y, peor aún, una herida en el alma, porque hay golpes que se sienten más en el espíritu que en el bolsillo, y en mi caso fue uno más entre los tantos que ya me han tocado, porque a uno, al cobrar, siempre lo apura el reloj y el chofer que debe irse, y basta mirar su rostro para ver su necesidad de irse a cumplir con otro ingreso o simplemente a comer mejor, porque yo soy de los que comen poco y siempre se quedan con algo de hambre, y ya le he contado al chofer esa idea que me dio mi padre, quien murió con el cuerpo fuerte pero con el cerebro desgastado, algo así como una demencia senil que lo hacía perderse por las calles o quedarse en blanco en medio de una conversación, y murió una noche cuando la sangre ya no le llegó al cerebro y cayó al suelo como un saco de papas fritas, con los ojos abiertos y la lengua que se movía como una serpiente queriendo salir de la mano negra que ya lo llamaba, porque mi padre se había quedado muy solo en su casa alquilada, no como mi madre que tenía su casa propia y hermosa, y mi padre jamás dijo por qué nos había abandonado, pero me contaron que quiso violar a la doméstica cuando mi madre tenía seis meses de embarazo y que mi madre, al seguirlo esa noche, lo vio entrar al cuarto de la muchacha y se cruzaron las miradas en el instante en que mi padre se montaba sobre ella, y entonces mi madre empezó a tirarle todo lo que encontraba, y la muchacha, aterrada, salió corriendo y se fue, quizá con mi padre, porque a las semanas él ya se había casado con otra mujer muy bella y seguramente ya embarazada, porque mi padre sí que se las arreglaba para tener hijos, creo que tuvo como doce entre unas y otras mujeres, y mi madre fue la primera, y yo el mayor, y también el más confiado, porque mientras ella escondía el dinero hasta en los rincones del colchón, yo se lo daba a quien me lo pedía, y eso la enfurecía, me llamaba tonto, me gritaba, me decía que así me quedaría sin comer, y así fue como crecí, sin darle importancia al dinero siempre y cuando fuera bien ganado, y por eso, cuando me estafaron de nuevo, esta vez, algo dentro de mí cambió, claro que dolió, pero me quedé quieto, como dormido, despierto, viendo mi propia tontería, porque debía haber mirado bien el billete, debía haber sospechado, debía haber sido como mi madre, desconfiado de todo, porque este mundo está grave, muy grave en lo moral, ya nadie sabe qué es bueno ni qué es malo, todos corren detrás del dinero como si fuera el único dios que queda, y veo pasar a esas mujeres con los labios rojos, rojos como pintados con sangre, y en vez de deseo me producen vértigo, porque ya no tengo cuerda para eso, ya no tengo juventud ni ilusión, tengo setenta años y los pensamientos, esos falsos amigos, todavía me pintan escenas donde la felicidad parece esperarnos, pero no está, nunca está donde uno la busca, y me digo que no hemos nacido para el placer, sino para ser felices, que no es lo mismo, porque el amor no está en el cuerpo de una mujer, sino en la sonrisa de mi hermana cuando la invito a desayunar, o en la cara de mi empleado cuando le doy un adelanto o le agradezco su trabajo, y eso no pertenece a este mundo sino a otro más puro, porque esa luz que se enciende en la gente buena no la da el dinero ni el deseo, y por eso el billete falso que tengo en el bolsillo no me importa, lo quemaré apenas termine mi té y mi croissant, y mañana será otro día, otro regalo, no como los labios rojos de las señoritas ni como el rostro frío de la persona que me dio ese billete, el más hermoso billete falso del mundo, porque me enseñó que hasta de un delito se puede ser feliz, que todo se puede si uno abre el corazón y empieza a sentir su propia vida, esa que no es falsa, sino tan pura como una hoja de papel que sonríe sin necesidad de ser escrita. |
Texto agregado el 06-11-2025, y leído por 3 visitantes. (0 votos)
|
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login |