Toda historia es una historia de amor…
Azul / Rojo / Blanco / Amarillo / Verde / Negro
Azul, siempre azul, porque el azul es el más lindo.
El amor es azul.
El mar es azul.
El Danubio es azul.
El cielo es azul.
Ojo, no es celeste. Celeste es azul enfermo. El azul pasa a celeste cuando lo toca el
blanco, que a todo lo que toca, afloja. El blanco debilita, desdibuja, es vacío.
Y si el blanco es vacío, el negro es ausencia. Mucho al este es oeste dice el refrán y
estos dos terminan siendo lo mismo, túnel blanco, muerte, oscuridad total.
No es que no estén, es que no hay nada.
Y si alguna vez se mezclan, aparece el gris, ese pobre que ni siquiera es un color, es
apenas un valor, desorientado, que no sabe si va o si viene, ni chicha ni limonada como
decía mi abuela. Gris, tibio, desabrido, mezcla de cementerio y estructura de
hormigón. Y no lo digo yo, lo dice Dios: "A los tibios los vomito".
Pero al azul no. El azul resiste.
El azul mejora todo lo que toca, es bondadoso. Si se pone al lado del negro, lo levanta.
Si acompaña al blanco, lo embellece. Al rojo lo calma.
¡El rojo!
Sangre recién derramada, urgencia, herida, cruz roja, enfermedad. Si se pone a la par
del negro de inmediato ya sabemos cuál es el frío destino del enfermo, pero mezclado
con el azul se transforma en bordó, vino tinto, terciopelo, lo suaviza, lo ayuda, lo
abraza.
El amarillo es otra historia.
Arrogante, gritón, egoísta, fanfarrón.
El amarillo es como esos tipos que siempre hablan de sí mismos, que no escuchan, que
llegan a los lugares queriendo ser el centro de atención, pero si lo hacés caminar a la
par el azul pasa algo mágico, y si encima se colocan alternándose una y otra vez se
genera algo tan bonito que me eriza la piel, una fiesta, un carnaval, y si se juntan el
amarillo se calla, y nace el verde.
Ah, el verde.
Hijo de esa mezcla extraña entre el azul y el amarillo.
Un hijo raro, siempre enojado, seguro vegano, o crudivegano, se le nota la falta de
proteínas. Tiene esa esperanza que, si la mirás bien, es solo miedo disfrazado de fe.
Como dijo el poeta Manuel Moretti:
“La esperanza es una invención moral.
Es la única defensa ante la verdad, que es siniestra y fatal.”
Y ahí está el verde, esperanzado, viviendo su triste realidad.
A veces quiere parecer fuerte, pero no, es tierno, débil, lleno de contradicciones. Como
todos los hijos de padres que no se hablan demasiado.
El azul, mientras tanto, sigue dando.
Es el único que sostiene a los demás sin pedir nada. No invade, no impone, acompaña.
Y todo se puso azul aquella noche.
El DJ comenzó a bajar la intensidad de los ritmos musicales y arrancaron los lentos. Las
luces hasta ese entonces psicodélicas multicolores se fueron apagando de a poco y
dieron paso a los azules. En breve todo estuvo azulado y ahí la vi, y vi sus ojitos verdes
(veganos) que invadidos por el azul reflejaban un turquesa cautivante y en ese instante
me hipnotizó y en ese mundo azulado supe de inmediato que a su lado quería pasar el
resto de mi vida.
Azul, toda historia es una historia de amor. |