Si tuviera dos piernas o más quizás no sería suficiente para correr más allá de donde estás... Heme sentado frente a tu escritorio, una PC que compré para ti... y en ese silencio que siento, en esa soledad que me cubre, siento que no pude quererte como se debe...

Quizás es real el amor encarnado... y fuiste tú quien me mostró en su silencio toda esa luz que aún no se apaga, como un fuego inmortal que alumbra toda confusión...

Quiera el silencio hablarte y llevarte a mi huracán de visiones donde solo estás sentada en una mesa de cristal, mostrando tus ojos eternos y llenos de tanta claridad como esa tarde en que te vi con aquella falda, esa gorra y ese movimiento que sentí que eras una esfinge de cristal... Y con el tiempo tan solo te cambió de traje y volviste a sonreír en tu seriedad...

Y lloraste al ver que no estaba al momento de dejar tu último velo y partir para estar en todos mis llantos... Pues así se siente ese calor, ese fuego que alimenta ese amor sin final... Y esta voz que llevo dentro solo repite tu silencio... Y esta soledad me pinta tu hogar, donde están todos los sentimientos...

Y entiendo que no hay dios ni demonios... tan solo un amor encarnado en lo profundo de la oscuridad que nace cada día en el alborear...

Quisiste hijos fuertes... y nunca supe serlo... Tan solo supe amar en silencio y escapar de tu silencio que ahora llevo dentro como una gota en la mar de mi océano...

Es posible que me sueñes, quizás sea un sueño... De esos donde nadie sabe despertar, pues quien despierta aún no saborea el tiempo en los ojos de la oscuridad...

Sí... soy el silencio y el tiempo y el amor que navega en la mar de la eternidad...