LA MUJER QUE MIRA EL MAR


“El mar no tiene explicación; tiene presencia”.
—Octavio Paz.

Es la mujer detenida ante la vastedad, la que contempla sin esperar respuestas, la que dialoga con las olas desde la orilla de su alma. Su mirada no busca el horizonte, lo recuerda. El mar es espejo, herida, promesa, exilio y regreso. El mar es el pecho abierto de sus pensamientos no dichos. Sus pupilas son botellas con mensajes que nunca lanzó. Cada ola es una palabra que no se atrevió a pronunciar. El viento le despeina el recuerdo enredado en sus cabellos. Mira el mar como quien intenta descifrar a Dios en un idioma prehistórico. Hay en sus ojos una nostalgia que sólo el mar entiende. Ella no mira el mar, se mira a través de él. Su sombra no pisa la arena, flota entre espuma. Sus pies descalzos están firmes sobre la roca, como raíces luminosas. Las olas le responden lo que nunca preguntó. En su silencio hay más marea que calma. Ella se hace uno con el paisaje y se levanta como un faro que no gira sino arde y su pecho emite luz sin descanso, aunque nadie se acerque. A sus oídos llega el eco de náufragos pidiendo auxilio. Es mujer que le habla al mar como si fuera su madre ausente. Su soledad no es espera: es misión, y su presencia es la de un salvavidas que busca salvar antes que ser salvada…

Julio 31 de 2025


GerCardona-Colombia.