LA PÁGINA EN BLANCO


“El escritor vive entre el verbo y el silencio…”,
—G.C.V.


El escritor lleva varios días sin escribir y la página en blanco está allí sobre su escritorio esperándolo, invitándolo a que hable y que sus palabras la vistan de misterio, de alegría, de sueños o de historias dignas de ser leídas. Pero, es eso mismo, lo que detiene al escritor. No quiere manchar la página. No quiere dañar sus ropas blancas e impolutas y marcarla para siempre. No quiere herirla. No se lo merece. Ella, que se ofrece con toda la generosidad y confianza del mundo, debe ser engalanada con los mejores y más nobles pensamientos que la mente o el corazón humano puedan imaginar.

Y así pasan los días. Es una tortura para el escritor. Es un reto a su creatividad, a su orgullo, a su inteligencia y a su naturaleza propia como creador de fábulas, cuentos, poesía y de reflexiones filosóficas, pero la blancura y la pureza de la hoja lo intimidan. Pasaba horas mirándola y acariciándola con respeto y cariño, esperando quizá que ella le dictara esas primeras letras (siempre las más difíciles de escribir) y así pudiera, a partir de allí, desplegar su habilidad innata…

De la nada un murmullo lo sobresaltó. La página en blanco le habló:
—Antonio, ¿vas a continuar sólo mirándome? Yo no nací para quedarme virgen. No soy pureza absoluta. Soy posibilidad. Soy diálogo, pero tú debes hablar primero. Si no escribes no seré sino eso, una simple hoja en blanco. Se burlarán de mí. Seré un hazme reír de esas páginas gloriosas que son parte de un libro y que cuentan historias y guardan los secretos del alma de quien escribe.
—No quiero fallarte. Tu blancura es perfecta y me intimida, y yo… temo arruinar tu vida. Temo mancharte…
—Antonio, tus dudas, tus temores son parte de ti y para mí son hermosas. Manchémonos juntos. Prefiero ser herida por tu verdad que permanecer intacta en tu miedo, en tu inacción y en tus frustraciones. Yo no te juzgaré. La tinta con la que escribas será mi sangre y me darás vida. Así como tú no escogiste tu vida, yo tampoco puedo escoger la mía, pero quiero vivir una contigo. Nuestros destinos están unidos. Yo seré la sombra que acompañe tus pasos.
—Gracias, me animas mucho, pero no sé por dónde comenzar. No tengo certezas, sólo fragmentos, ideas dispersas que no logro integrar…
—Comienza con eso: un fragmento, una respiración, un recuerdo. No busques perfección. Búscate a ti mismo.
—¿Y si me pierdo y te echo a perder también a ti?...
—Escribiendo es como se encuentra el alma. Píntame con tu caos. Soy un lienzo en blanco que necesita ser manchado para encontrar su forma, su verdad, su significado. Hazme verdadera, única. Dame vida…

El escritor cierra los ojos. Respira y escribe la primera palabra. La página en blanco se estremece, tiembla y se ilumina. La página en blanco ya no existe. Ha nacido una historia…

Julio 17 de 2025



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